¿De Quién es Esta Escuela?
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¿De Quién es Esta Escuela?
por Tim B.

¿Alguna vez has observado que el principio del año escolar es la época en que todos se sienten más inspirados e interesados en lo que está ocurriendo? Eso incluye al maestro, al director y a los alumnos.

Este es un buen momento para revisar las metas familiares que tienes para tu escuela en el hogar, o redactar algunas si no lo has hecho antes. Pero, aun antes de que inicies ese proceso, como padre y director, debes contestar la pregunta: ¿De quién es esta escuela?

Debes entender que tu esposa necesita que tú veas la escuela en el hogar como tu propia responsabilidad personal. Es importante que la decisión de educar en el hogar (aunque la hayas tomado junto con tu esposa) y el impulso constante por continuar vengan de ti. Pudiera ser necesario que a determinado intervalo durante el año escolar vuelvas a explicar exactamente por qué ha escogido tu familia esta ruta.

Después de que tu esposa ha pasado un largo día enseñando lectura o matemáticas a tus maravillosos hijos, pudieras llegar a ver esa expresión en sus ojos que te comunica que ella necesita aliento. Incluso pudieras llegar a casa para encontrarla llorando de frustración.

Estas son las ocasiones en las que debes estar preparado para alentar y defender la decisión que han tomado juntos, de instruir a sus hijos en el hogar.

Si en lugar de esto usas estas ocasiones para decir: “¡Tú eras la que quería hacer esto! Yo te dije que iba a ser demasiado difícil,” es muy probable que los fundamentos de tu educación en el hogar sean muy débiles e inestables, y a punto de desmoronarse. Así que debes estar preparado para animar.

Ahora estarás listo para pasar adelante a la logística diaria de la “administración escolar.”

Apoyo. Tu esposa/maestra necesita saber que apoyas con un 100 por ciento sus esfuerzos. Esto significa económicamente lo mismo que filosóficamente. No escatimes en este punto.

Como tú te has comprometido a educar en el hogar, asegura que respaldes esa decisión con las finanzas que se requieran para hacer un buen trabajo. No hay inversión más importante en toda la vida que la inversión que harás en tus hijos.

Sé tan ahorrativo como sea necesario, pero provee las herramientas que tu esposa necesite para hacer bien el trabajo.

Un padre dijo que él no lograba entender por qué la mayoría de las esposas tenían que usar la misma aspiradora inservible año tras año, cuando el marido tiene en su taller la sierra circular más moderna que existe, y sólo la ha usado dos o tres veces. (Quizá en este momento quieras ir a revisar las condiciones de la aspiradora.)

Comprométete ahora y no te quejes. Bien vale la pena.

Disciplina. Como padres tenemos que entender que la autoridad del maestro y la disciplina en nuestras escuelas tiene que proceder de nosotros. Efesios 6:4 dice: “Padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.”

Tenemos este mandato de parte del Señor, y a medida que nuestros hijos crecen y maduran (quizá lleguen a rebasar el tamaño de nuestra esposa), necesitamos encontrar maneras de respaldar a nuestra maestra.

Mi esposa tiene autoridad para tomar el teléfono y vocear al director, o suspender las clases por el resto del día. De cualquier manera, es mi responsabilidad proveer la disciplina requerida para ayudar a nuestros hijos a entender que obedecer a la maestra es obedecer al director. Cuando yo proveo esta disciplina, libera a mi esposa de enorme cantidad de presión.

Atención. Aquí es donde se pone más difícil. Yo puedo aportar el dinero y administrar la disciplina en nuestra escuela en casa sin mucho esfuerzo de mi parte, pero las cosas tienen que ir más allá.

Necesitamos escuchar a la maestra, observar lo que está sucediendo en nuestros hogares y ayudar a resolver problemas en las áreas que requieren de nuestra atención. ¿Cómo podemos proveer la ayuda y el aliento que tanta falta hacen si no estamos enterados de lo que sucede en nuestra escuela?

Posiblemente el nuevo material educativo que tu esposa ha comprado no está funcionando como se esperaba. Concédele la gracia para equivocarse y ayúdale a seguir adelante sin atascarse. Observa y escucha para encontrar maneras de ayudarle a definir y alcanzar las metas de tu escuela.

Si tú no estás enseñando activamente ninguna de las materias en tu escuela, busca la manera de tener “presencia” allí. Esto pudiera ser tan sencillo como comentar con tus hijos en la mesa, o a la hora de dormir, las materias que están estudiando. Trabaja con ellos en tareas o proyectos especiales.

También puedes leerles a tus hijos por la noche (mis hijos y yo estamos leyendo constantemente algún libro). Realiza experimentos de ciencias, construyan modelos, realicen viajes de estudio, practiquen lecciones de música, etc. Seamos honestos, no estamos hablando de ciencia espacial–sólo de poner atención.

Esa es mi meta para este próximo año escolar—poner atención y buscar maneras de alentar y ayudar. La educación en casa es una tarea difícil, y nuestras esposas necesitan y merecen nuestra atención completa.

Copyright July/August 1998

by The Teaching Home,

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