La Última Palabra - Abril 2002
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La Última
Palabra – Abril 2002
El cinco de
marzo del 2002 fue un día especial en la casa de los Richardson. Pam y yo
celebramos nuestras bodas de plata. Hace
veinticinco años Pam y yo entregamos nuestras vidas uno al otro – ella tenía
sólo dieciséis años y yo tenía dieciocho. Al reflexionar
sobre los años que han pasado, me sorprende lo que el Señor ha hecho en
nuestras vidas. Hace aproximadamente dieciocho años, Pam me dio una placa que
citaba un versículo de Rut. Decía: "A dondequiera que tú fueres, iré
yo, y dondequiera que tú vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu
Dios mi Dios." A lo largo de
nuestro matrimonio ella ha aplicado ese versículo en su vida. Estos son unos
pocos ejemplos: Cuando yo
quise cambiarme de Lawrenceville, Georgia, a Douglasville, Georgia, por motivos
de trabajo, Pam fue con gusto a una parte de la ciudad de la que no conocía
nada y la convirtió en nuestro hogar. Cuando yo sentí
que la dirección y voluntad de Dios para nosotros era que saliéramos de
deudas, ella hizo todos los esfuerzos para vivir con limitaciones y me dijo que
no había problema con vender la casa para eliminar esa deuda. Hasta estuvo
contenta cuando traje a casa un antiguo Ford ‘66 para reponer nuestro carro y
ayudar a mantener bajos los costos. Hace ocho años
y medio, cuando sentí que el Señor nos estaba llamando a México, ella vino no
sólo dispuesta, sino con entusiasmo, e hizo de Monterrey nuestro hogar. Hace cinco años
cuando llegué a casa y anuncié que yo sentía que el Señor nos estaba
llamando a dejar Monterrey, Pam esperó pacientemente por varios meses mientras
yo pedía que Dios nos mostrara a dónde quería que fuéramos. Finalmente, diez
días antes de que terminara el contrato de renta, hicimos planes de cambiarnos
– temporalmente – a Arteaga. De nuevo, trabajó con diligencia e hizo que
ese fuera nuestro hogar. De allí el Señor
nos dirigió a Baratillo donde ahora vivimos. Cuando empezamos a trabajar en la
cabaña allá, le dije a Pam que estaríamos allí sólo los fines de semana
debido a la falta de electricidad. Para sorpresa mía, fue Pam la que dijo,
"Si vamos a vivir allá, vamos a vivir todo el tiempo." De nuevo lo ha
convertido en nuestro hogar. Estoy
agradecido de que Dios realmente me ha dado una ayuda idónea en Pam. Alguien
que está dispuesta a servir no sólo en nuestra familia sino también a Dios
con todo el corazón. En Cristo, Mike P.D.
Celebramos nuestro aniversario en México, D.F., el día antes de nuestra
primera conferencia allí. La conferencia fue de gran bendición, con una
asistencia de más de 500 personas. |