Nuestros Lectores Escriben - Feb 2002
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Nuestros
Lectores Escriben – Feb 2002
Testimonio Acabo de leer
la edición más reciente de El Hogar Educador, y quiero decirles que disfruto
mucho ver y leer de familias que están dispuestas a invertir en sus hijos educándoles
y entrenándoles en los caminos de Dios. Eso
es nuestro anhelo también, y nos alienta ver el éxito de otros. Educamos a
nuestros hijos en el hogar, pero estamos en proceso todavía y no siento haber
aprendido lo suficiente como para guiar a nadie. Lo que quisiera comentar es cómo mis padres me educaron en
el hogar. Yo tuve ese privilegio, y
le agradezco profundamente a Dios el haber dado a mis padres la visión y la
sabiduría para ver el daño que me estaba haciendo el tener compañerismo con
necios. Me sacaron de la escuela pública
y empezaron a educarme ellos mismos, aunque no conocían en ese momento a nadie
más que hiciera lo mismo. Debe
haber sido difícil y frustrante, y definitivamente no recibían aplausos ni
apoyo de los demás, pero no recuerdo haberlos visto nunca titubear ni
desanimarse en su convicción. Al pasar los años,
Dios atrajo mi corazón hacia sí mismo, y me liberó de mi dependencia de mis
compañeros, aunque ahora me rodeaban niñas que amaban a Dios.
A través de la sabiduría de mis padres me protegió el Señor de muchos
peligros que hay en la juventud. No
puedo ni expresar cuánta gratitud siento tanto para con ellos como para con
Dios al pensar lo que pudiera haber sido de mí y de mi vida si hubiera seguido
bajo la influencia de la mala compañía. ¡Gracias a Dios!
Fui un tizón rescatado del fuego (Judas 23). Al terminar mi
tiempo de estudios con mis padres, ellos querían que entrara a una universidad
en otro país. Obviamente yo no tenía
los certificados y papeles que normalmente se piden, así que mis papás
explicaron mi caso a las autoridades de la escuela, y ellos amablemente nos
enviaron algunos exámenes que yo debía presentar. Como la escuela admitía un gran número de estudiantes
extranjeros, ya tenían elaborados exámenes de diagnóstico. Los presenté,
fui aceptada, y al llegar a la escuela pregunté por los resultados de esos exámenes,
ya que tenía curiosidad de saber cómo se comparaba mi educación en casa con
la de los estudiantes de escuelas certificadas.
Los exámenes trataban las áreas de gramática, vocabulario, comprensión
de lectura, y capacidad intelectual. Mi
sorpresa fue descubrir que de todos los estudiantes egresados de preparatoria de
todo el país, solamente el 2% habían obtenido calificación superior a la mía.
Y eso considerando que yo sólo había estudiado un año el área de lenguaje,
mientras que los alumnos de escuelas públicas lo veían en cuatro años. En
cuanto a cociente intelectual no me enteré de mis resultados, pero no ha de
haber sido muy impresionante, porque no estoy particularmente dotada en esa área. Lo que quiero
decir con todo esto es que no he sufrido por haber estudiado en casa – al
contrario, me siento muy privilegiada de haber tenido esa oportunidad.
En cuanto a mi vida espiritual, me rescató.
En cuanto a mi vida social, me dio la fortaleza en Dios como para estar
firme en mis convicciones y a la vez desarrollar amistades benéficas.
En cuanto a lo académico tampoco siento haber sufrido, aun sin
certificados ni de secundaria ni de preparatoria.
Tuve buenas calificaciones en la universidad, y eso no por una gran
inteligencia. Con todo mi
corazón deseo dar a mis hijos los mismos beneficios que mis padres me dieron a
mí al poner el bienestar del alma en primer lugar por encima de mi educación
académica y educarme ellos mismos con énfasis en la perspectiva bíblica sobre
la vida. Comprobaron, como yo
quiero comprobar con mis hijos, la verdad del versículo que dice, "Mas
buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán
añadidas (Mateo 6:33). Nombre
Reservado Preparación
Oportuna Tengo 18 años
y les estoy muy agradecida por la gran bendición que es para mí recibir la
revista de El Hogar Educador. Tal vez mi
edad es corta, pero amo al Señor Jesús y deseo ser una hija que honre a sus
padres. Tal vez Dios me conceda
casarme en un futuro y deseo estar preparada para ello; deseo educar a mis hijos
con la palabra de Dios, para que éstos sean virtuosos, deseen ser cristianos
verdaderos, que amen a Jesús y nunca se aparten del camino de él. Yo en especial
deseo ser ejemplo en este mundo, en mi casa, en la escuela, con mi familia que
no conoce de Dios; por otro lado deseo estudiar medicina y ojalá Dios me dé
gracia para servirle con mi carrera. Bueno, sólo
dos de mis hermanos y yo somos cristianos; mi padre y mis demás hermanos no lo
son, pero cada día nos esforzamos por agradar a Dios y obedecer a mi padre. Les agradezco
de antemano su enorme bendición en mi vida y la misma bendición les es dada a
mis hermanos en Cristo. Lourdes Reyes
Pérez Apoyo por
Correspondencia Nos dio mucha
alegría recibir la revista que tan amablemente nos enviaron.
Es la segunda revista de El Hogar Educador que leemos y, al igual que la
primera, nos ha ayudado mucho a entender que la educación de nuestros hijos es
una responsabilidad que debemos tomar en nuestras propias manos.
Aunque todavía nuestra hija es pequeña (tiene un año y siete meses)
creemos que ya es tiempo para empezar a prepararnos nosotros, como padres, que
en un futuro seremos padres educadores en el hogar. Lamentamos
mucho no poder asistir a la Sexta Conferencia de El Hogar Educador, por tener
compromisos familiares precisamente en esos días. Nos gustaría mucho poder platicar y conocer experiencias de
otras familias que educan en el hogar, y saber a través de ellos cómo empezar
a prepararnos. Si a través de esta
carta alguna (o algunas) de estas familias quisieran escribirnos y compartir con
nosotros esas experiencias, estaríamos muy agradecidos.
Dirección: Avelardo y Ruth Alarcón Corona, Tabasco #48, Col. P. Torres
Burgos, Cuautla, Morelos C.P. 62742. Avelardo y
Ruth Alarcón Agradecimiento Agradecemos su
trabajo y la inversión que significa el enviarnos fielmente la revista de El
Hogar Educador. Para nosotros representa el único acceso a información y
materiales para la educación de nuestras tres hijas en el hogar (diez, nueve y
cinco años de edad). Particularmente nos parecen muy cálidos los artículos de
"Entre Mamás" y "La Última Palabra;" creo que son los
primeros que leemos en cuanto llega la revista. En especial han sido de bendición
las dos primeras partes del artículo de Michael y Debi Pearl, y hemos decidido
compartirlo con las mamás de los pequeñitos en la iglesia donde el Señor nos
ha puesto para servirle, y estamos seguros que les será tan útil como lo ha
sido para nosotros. Tal vez sea
hasta que estemos en la presencia del Señor cuando ustedes puedan ver todo
cuanto su ministerio ha logrado y a cuántos ha alcanzado. Nosotros seguimos
orando por la provisión de Dios a su obra. José y Martha
Valadez Una Mejor Opción Soy padre de
dos varoncitos y quisiera conocer las alternativas que tengo para su educación.
Mi esposa es Licenciada en Educación Especial, pero creemos que debe haber algo
mejor para la buena educación y formación de nuestros hijos. Por favor,
cualquier información que tenga a la mano y que considere me ayudará, envíela. Heriberto González
Mireles Desde Irlanda ¡Qué gusto oír
que en México el educar a los hijos en hogares cristianos es una realidad! Aquí en
Irlanda aún somos un puñado, y en su mayoría no por razones cristianas.
Sin embargo, en nuestro caso, ha sido gracias a la guía de nuestro Señor
Jesucristo. En nuestra pequeña
iglesia, hay otras dos familias, y a través de Congresos hemos conocido otras
dos familias cristianas. Es
un placer visitarnos y compartir lo que el Señor sigue haciendo en la vida de
nuestros hijos y en las nuestras como padres y esposos. Cuando
empezamos (hace cuatro años) causó gran conmoción entre la familia y entre
nuestra pequeña comunidad, pero gracias a El, ahora somos no sólo aceptados
sino en gran manera "admirados" por la obra que el Señor ha hecho en
nuestros hijos. Por ahora,
hemos tenido que tomar la difícil decisión de tener que trabajar ambos, para
pagar algunos compromisos que habíamos adquirido antes de que mi esposo
perdiese su trabajo. También
queremos pagar un programa de estudio más avanzado para nuestra hija mayor que
pasará este año al nivel secundario. Andamos
en busca de uno que satisfaga nuestras necesidades, principalmente de reforzar
un carácter cristiano a través de y en todo lo que se aprenda. Me gustaría recibir su revista con los reportes de otras familias, y si cualquiera de ustedes desea escribirnos, nos dará mucho gusto extender a través del Atlántico nuestros triunfos y dificultades en esta importante misión. Dirección: Camus, Connemara, Co. Galway, Ireland María Gibbons |