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Citas de Carlos Finney
Hay una
dificultad común y grande que al parecer ha hecho tropezar a los cristianos,
respecto a apropiarse de las promesas en cuanto a sus hijos, y contar con algún
grado de certidumbre en su conversión, santificación, y salvación.
Es esta: Muchos hombres
buenos, en todas las edades, han tenido hijos vergonzosos y reprobables.
En repuesta a esto, señalo que los hombres buenos no siempre son
perfectos de juicio, y por tanto pueden ser, y sin duda lo han sido a veces,
culpables de algún error primordial al criar a sus hijos. Un gran número
de buenos hombres han estado tan ocupados con los intereses de la iglesia y el
mundo que prestan comparativamente poca atención a la crianza de sus propios
hijos. Sus hijos han sido
descuidados y por lo mismo casi sin duda perdidos.
Cualquiera que sea el caso, cuando han sido descuidados no se les ha enseñado
el camino en que deben andar. Por
tanto, la condición no se ha cumplido. Muchos hombres
buenos han vivido en malos vecindarios y han descubierto que es prácticamente
imposible enseñar a sus hijos el camino en que deben andar sin mudarse de ese
lugar. Y aunque veían que el contacto diario de sus hijos tenía el
destino de arruinarlos y, de hecho, prevenía que les enseñaran el camino en
que deberían andar, sin embargo se han quedado en el mismo lugar, probablemente
por descuidar sus responsabilidades, así resultando en la destrucción de sus
hijos. En tales casos, la ruina de
sus hijos se puede atribuir a sus vecinos, porque la influencia de los hijos de
sus vecinos prevenía que les enseñaran el camino en que deberían andar. Used by Permission The Teaching Home February /
March 1991 |