Prácticas para Entrenar
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Sugerencias Prácticas para Entrenar a Tus Hijos a Estar Sentados en la Iglesia
por Cindy Short

Quisiera sugerir los siguientes métodos para prevenir los excesivos disturbios por los bebés y niños pequeños en la iglesia.

1. Pide a los ujieres que reserven las filas de atrás para familias con hijos pequeños. Se puede poner un pequeño y atractivo letrero en la banca anunciando esto. Si eres la única persona que mantiene a sus hijos consigo en la iglesia, pide a los ujieres que te aparten un lugar atrás para que no molestes a nadie o llega más temprano para asegurar tu lugar.

2. No permitas que tus hijos jueguen con juguetes, coman, hablen, susurren, o se muevan durante el servicio. ¡Sácalos para disciplinarlos a la primera infracción de esta regla y en cada ocasión sucesiva!

3. Saca a los bebés en el instante que empiecen a llorar, para consolarlos o atender a sus necesidades. Podrías dejar la pañalera en otra sala para que tengas cosas que sacar. Si tienen edad para "hablar" o hacer ruidos de "contentamiento," entonces están suficientemente grandes para ser entrenados a estar quietos cuando se lo ordenes.

4. Empieza a entrenar a tu hijo en el hogar desde la infancia en adelante a estar sentado tranquilo y quieto cuando se lo ordenes. Puedes hacer esto durante los devocionales familiares y tiempos de lectura. Aquí están algunos consejos:

Sujétalo en tu regazo mientras tu cónyuge u otro hijo lee.

Cuando empiece a hacer algún ruido, inmediatamente pon tus dedos en sus labios y susúrrale "No." Si trata de bajarse, sujétalo firmemente y susúrrale "No."

Después de repetir este procedimiento varias veces, dale seguimiento a los ruidos o intentos de escapar con unos golpecitos en su muslo con un palito ligero. (Si empiezas desde temprano, no necesitarás usar mucha fuerza.)

Después que el niño haya tenido suficiente tiempo para comprender la relación entre sus hechos y tu disciplina (algunos días o semanas), empieza a sacarle a otra sala para disciplinarlo. Lo más probable es que se ponga quieto tan pronto como te pares con él; procede a la otra sala y sigue adelante de todos modos. Asegúrate de usar solamente la fuerza necesaria para que le sea una experiencia desagradable. Abrázalo con amor hasta que termine de llorar antes de regresar con la familia, mas no trates de consolarlo con juguetes, juegos, pláticas o risas. Decidirá que las nalgadas valen la pena con tal de poder jugar.

Sé consecuente diariamente con exigir este tiempo quieto de todos tus hijos. Procura que quienes están aprendiendo a leer participen por medio de lectura en voz alta – primero solamente las palabras fáciles, luego oraciones, y luego párrafos, páginas, y capítulos.

En la iglesia, sigue adelante exactamente como lo haces en casa. Hacer excepciones, al principio ahorrará unas vueltas a la sala de atrás. Pero esto multiplicará las infracciones mientras los hijos investiguen tus límites. Realmente es cruel hacerles adivinar hasta dónde pueden llegar, y para ellos es una tentación desobedecer.

5. Necesitarás que tu cónyuge, una amiga o un hijo mayor se quede con tus demás hijos mientras saques al "necesitado." Planea esto de antemano.

6. Permite que tus hijos vean cómo pones atención tú al líder y participas en el servicio. Siempre busca el pasaje bíblico y encuentra los himnos. Ayuda a los hijos mayores a encontrar el lugar también, tan pronto como tengan interés o empiecen a leer.

7. No te preocupes por faltar a parte del servicio. El Espíritu Santo es capaz de ministrar a tus necesidades por medio de un solo canto, oración, o Escritura, si es necesario. Tu obediencia a Dios al entrenar a tus hijos te hará más receptivo a su verdad, y tu espíritu estará tranquilo, podrás ministrar a otros también, por medio de una palabra y con tu ejemplo.

8. Ora con y por tus hijos, que sean obedientes y honren a Dios en la iglesia. También ora por los otros adultos en la iglesia que habrán llegado a estar desacostumbrados a la presencia de niños para que Dios abra su corazón en cuanto a estos pequeños mientras tú trabajas con ellos, haciéndolos participantes respetuosos y responsables en los servicios de la iglesia.

Copyright Dec. / Jan. 1991

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