Un Fiel Mayordomo del Tiempo
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Un Fiel
Mayordomo del Tiempo
En la Biblia
leemos acerca de la mayordomía. José ejercía mayordomía sobre los recursos
de Egipto durante los años de hambre. Jesús relató una parábola acerca de un
mayordomo que fue despedido porque malgastó los bienes de su amo. Pablo dice:
“Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado
fiel” (I Corintios 4:2). ¿Qué es un
mayordomo fiel? Un buen mayordomo administra los bienes de su amo en una forma
que le agrada a él. Esto definitivamente no se puede hacer de una manera
descuidada, casual o como a la ventura. Además de un corazón sumiso, la
mayordomía fiel requiere de organización. Para
considerar la manera en que funciona un plan de organización, piensa en lo que
es un presupuesto. El uso de un presupuesto realista y estricto nos ayuda a
pagar los gastos fijos y cubrir las necesidades básicas antes de gastar en
otras cosas. De manera
similar, un horario es un plan para la organización y administración de
nuestro tiempo. Sin una estrategia realista y estricta, nuestro tiempo se
utilizará de manera descuidada y se desperdiciará. En Efesios
5:15-16, Dios nos exhorta: “Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como
necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son
malos.” A medida que
planeamos para nuestra familia una rutina realista, basada en la Biblia, el Señor
nos condujo del caos y la confusión a un estado de orden y paz cada vez
mayores. El Señor nos
ayudó a ver nuestras actividades desde la perspectiva de Él y a entender sus
prioridades para nuestras vidas. Él nos ayudó a aprender a distribuir nuestro
tiempo y nuestras energías, para hacer las cosas esenciales e importantes
primero. Determina las
Prioridades de Dios Si deseas diseñar
un horario funcional para tu familia, sugerimos que empieces por discernir las
prioridades de Dios para tu vida. Utilizando el
mismo proceso que usarías para elaborar un presupuesto financiero, enumera
todas las formas en las que tu familia utiliza su tiempo. Anota todo lo que
hacen de día y de noche, cada día de la semana. Sé realista y sé práctico.
Anota aun las cosas pequeñas e insignificantes como cepillarse los dientes y
barrer el piso. Después de
cada actividad, estima la cantidad de tiempo que dedican cada día/semana/mes a
esa actividad. Luego, clasifica cada actividad conforme a un nivel de prioridad: 1. Esenciales.
Actividades (incluyendo descanso) necesesarias para una vida saludable, física
y espiritual. 2. Muy
Importante/Debería Hacerlo. Actividades que son de gran importancia para una
existencia humana que agrada a Dios. 3. Podría
Hacerlo. Actividades no esenciales que podrían ser edificantes y que honrarían
a Dios si aun queda tiempo después de haber realizado las prioridades #1 y #2. 4. Me Gusta
Hacerlo. Actividades que son divertidas, deleitosas, emocionantes, o agradables,
pero que realmente son innecesarias y que frecuentemente pueden ser una
distracción para una vida piadosa. Programa lo
Primero Primero Si descubren
que hay áreas en las que pueden mejorar el aprovechamiento de su tiempo,
distribuyan su tiempo, colocando en una gráfica todas las cosas que necesitan
hacer. Empiecen por asignar tiempo en forma realista a las prioridades #1, como
tiempo devocional con el Señor; estudio bíblico familiar; sueño suficiente;
higiene personal; alimentos a sus horas; quehacer doméstico; y provisión
adecuada de alimento, techo, ropa, etc. Luego,
agreguen las prioridades #2, como enseñar a los hijos las materias académicas
y destrezas prácticas, congregarse con otros creyentes, hospitalidad cristiana,
y ministrar a familiares y al cuerpo de Cristo. A estas
alturas pudieras sentir sorpresa y espanto al mismo tiempo. Es probable que su
horario esté bien lleno con las prioridades #1 y #2. Pero tenemos que reconocer
que estas son las cosas que Dios ha querido para nuestras vidas. Las lecciones
de música, manualidades, viajes al zoológico, y otras prioridades #3 son cosas
especiales que Dios pudiera usar para bendecirnos cuando están en orden las
prioridades más importantes. Pero estos extras no son nuestro enfoque
principal. El caos y la confusión frecuentemente vienen porque incluimos
demasiadas actividades innecesarias. Finalmente,
consideren las prioridades #4: pasatiempos, deportes, lecturas y/o videos
recreativos, juegos y actividades de computadora, conversaciones telefónicas,
etc. Estas
actividades frecuentemente son abismos sin fondo que se tragan el tiempo y dejan
poco o nada a cambio. No sólo le roban tiempo a las cosas más importantes,
sino que tienen un atractivo adictivo. Eviten las cosas que desperdician el
tiempo e inviertan su tiempo en cosas que satisfagan sus almas y agraden al Señor. Disfruten las
Bendiciones Debemos
programar nuestro tiempo si queremos agradar a Dios como siervos sabios,
diligentes y fieles. Siendo que Él es nuestro Padre amante, nos da muchas
bendiciones a cambio. 1. Paz. Un
horario funcional ayuda a impartirle al hogar un orden pacífico. El tiradero y
el estilo de vida caótico crean tensión para todos. Pero dentro de un ambiente
de orden y calma, la familia puede pensar, trabajar, tener compañerismo y
adorar más pacíficamente. 2. Propósito.
Un horario funcional le imparte propósito a cada miembro de la familia. La
falta de una visión clara para cada momento del día conduce a la distracción
y vagancia sin rumbo. Cuando se cuenta con una rutina establecida, cada
individuo puede lograr lo que Dios quiere que haga. Esto conduce a una
obediencia y realización gozosa en lugar de frustración y vacío. 3. Dirección.
Con una agenda sabiamente planeada, podemos dirigir nuestra familia hacia las
actividades importantes que Dios queiere que realicemos. La colocación de un
horario escrito en un lugar prominente también ayuda a nuestros hijos mayores a
seguir adelante durante esas interrupciones inevitables. 4. Fuerza de
Voluntad. Un horario funcional nos da valor. Para ser mayordomos fieles de los
recursos de Dios, frecuentemente tenemos que decir: “No, eso no sería lo
mejor para nuestra familia.” Sin un plan establecido, lo más probable es que
cedamos ante los impulsos del momento. El horario nos ayuda a decir “no” a
las cosas que estorban para la realización de nuestras prioridades. 5. Orden. Un
horario funcional nos provee tiempos regulares para recoger tiradero, limpiar,
lavar ropa, hacer compras, etc., de modo que estos pendientes no se acumulen,
volviendo la vida tensa y desequilibrada. Una rutina sabia y razonable para la
administración del hogar nos puede dar la victoria sobre los detalles
abrumadores de la vida. 6.
Flexibilidad. Un horario funcional realmente nos da tiempo y flexibilidad. Nos
ayuda a planear para realizar algunas de esas maravillosas cosas adicionales,
cuando sea mejor para nuestra familia. También nos otorga la libertad para
substituir ocasionalmente una actividad por otra. 7. Preparación
para la vida. Un horario funcional nos ayuda a enseñar a nuestros hijos a
entender y obedecer los principios de mayordomía de Dios para que no los tengan
que aprender desde las bases cuando tengan sus propios hogares. Al enseñar a
nuestros hijos a organizar y administrar sabiamente a sus familias, también los
estamos equipando para el futuro liderazgo en la iglesia. Padres, oren y
estudien las Escrituras juntos, buscando la voluntad de Dios para su familia.
Comenten y elaboren un horario manejable que satisfaga a Mamá y a Papá, y que
provea para las necesidades de todos los miembros de la familia. Cuando tengan
la seguridad de que han discernido la voluntad de Dios para su tiempo y sus
actividades, expliquen a sus hijos lo que será su nueva rutina y los principios
que la respaldan. Oren diariamente para pedir la gracia y la disciplina para
seguir el plan de Dios para la paz, el orden y el fruto. Copyright July/August 1998 by The Teaching Home, Box 20219, Portland, OR 97294 www.TeachingHome.com Reprinted by
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