Entre Mamás - Diciembre 2002
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Entre Mamás –
Diciembre 2002
Ha sido una
experiencia preciosa la de ver a Misty, nuestra hija mayor, crecida, casada y
cuidando de su propio hogar. Muchos han expresado interés en saber cómo fue
preparada para este aspecto de su vida. Estoy
convencida de que la preparación de una hija difiere en muchas maneras de la de
un hijo. Porque Dios ha dado al hombre y a la mujer papeles muy diferentes. Jesús
dijo en Marcos 10:7-8: "Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre,
y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne; así que no son ya más
dos, sino uno." El marido y la
esposa son una carne; de igual valor y estima ante los ojos de Dios. No
obstante, son dos personas con papeles y responsabilidades muy diferentes. Jesús dijo:
"El Padre y yo, uno somos." Sin embargo, Dios envió a Jesús a la
tierra. Jesús se sometió a la voluntad del Padre. Como esposas,
Dios nos está pidiendo que sometamos nuestra voluntad a nuestro marido. Así
que la pregunta es: "¿Cómo podemos preparar a nuestras hijas para que
sean buenas esposas y madres?" Ante todo, nuestro (buen) ejemplo será de
gran utilidad para ellas. Si podemos
enseñarles, cuando aún son niñas pequeñas, a agradar a su padre y buscar la
aprobación de él, esto las preparará para agradar a su marido y someterse a
él. Misty siempre tuvo mucho cuidado de buscar la aprobación de su papá en
cuanto a su manera de vestir, sus actividades y sus amistades. Esta protección
fue la que le ayudó a conservarse pura durante su juventud. Fue su actitud
sumisa la que le permitió hacer la transición de hija bajo la autoridad de su
padre, a esposa bajo la autoridad de su marido de una manera mucho más natural
de lo que resulta para muchas. Ella estaba acostumbrada a someter su voluntad. Misty aprendió
a coser, cocinar, limpiar y todo lo que es necesario que una esposa sepa hacer
para administrar una casa. Sin embargo, lo que es más importante, aprendió a
someter su voluntad--a someter sus deseos--para agradar a su marido. Aprendió a
poner los deseos de él por encima de sus propios deseos--gozosamente. A medida que
vamos instruyendo a nuestros hijos, el reto es poner la voluntad de Dios antes
que nuestros propios deseos. Conforme nuestras vidas empiezan a conformarse a la
Palabra de Dios, nuestros deseos llegarán a ser los deseos de Él. Lo mismo se
puede decir de la esposa que va aprendiendo a poner los deseos de su marido
antes que los de ella y a someterse a la voluntad de él. Estamos en una
guerra en la que hay batallas diarias. En ocasiones parece que estamos
perdiendo. Pero debemos seguir perseverando; peleando la buena batalla de la fe.
Porque la realidad es que estamos luchando por las almas de nuestros hijos.
Nunca se den por vencidas. Puré de Papa
Papas (yo uso nueve)
Crema 1/4 a ½ taza
Leche ½ a 3/4 de taza
Mantequilla - una barra
Sal - suficiente Pimienta
al gusto
1 limón Pela y pica
las papas. (Yo las pelo y los chicos las pican.) Siempre partimos un pedazo de
papa cruda y se la llevamos a Mike--porque le gusta mucho la papa cruda. Nota
del Editor: "Si no las han probado, háganlo. Son sabrosísimas." Si pones a
hervir el agua antes de empezar a pelar papas, debe estar lista para cuando
acaben de picar. Esto acorta el tiempo de cocción. Hierve de 15 a
20 minutos o hasta que estén blandas. Escurre el agua. Agrega la leche y la
crema, mantequilla, sal, pimienta y jugo de limón al gusto. Luego permite que
los pequeños se turnen para machacar. Hasta los más pequeños toman su turno,
aunque con el de dos años puede ser un reto conservar todas las papas en la
olla. Una vez que terminan de machacar, todos los que ayudaron pueden probar una
cucharadita de papas--así como se le permite al pequeño lamer la masa de las
aspas de la batidora al hacer un pastel, pero más saludable. Esta es otra
de las recetas favoritas en nuestra casa, y combina muy bien con pollo dorado o
milanesa con macarrón y queso. También es un buen alimento para empezar la
dieta sólida para los bebés lactantes alrededor de los 8 a 10 meses. |