¿De Quién es Esta Escuela?
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¿De Quién es
Esta Escuela?
¿Alguna vez
has observado que el principio del año escolar es la época en que todos se
sienten más inspirados e interesados en lo que está ocurriendo? Eso incluye al
maestro, al director y a los alumnos. Este es un
buen momento para revisar las metas familiares que tienes para tu escuela en el
hogar, o redactar algunas si no lo has hecho antes. Pero, aun antes de que
inicies ese proceso, como padre y director, debes contestar la pregunta: ¿De
quién es esta escuela? Debes entender
que tu esposa necesita que tú veas la escuela en el hogar como tu propia
responsabilidad personal. Es importante que la decisión de educar en el hogar
(aunque la hayas tomado junto con tu esposa) y el impulso constante por
continuar vengan de ti. Pudiera ser necesario que a determinado intervalo
durante el año escolar vuelvas a explicar exactamente por qué ha escogido tu
familia esta ruta. Después de
que tu esposa ha pasado un largo día enseñando lectura o matemáticas a tus
maravillosos hijos, pudieras llegar a ver esa expresión en sus ojos que te
comunica que ella necesita aliento. Incluso pudieras llegar a casa para
encontrarla llorando de frustración. Estas son las
ocasiones en las que debes estar preparado para alentar y defender la decisión
que han tomado juntos, de instruir a sus hijos en el hogar. Si en lugar de
esto usas estas ocasiones para decir: “¡Tú eras la que quería hacer esto!
Yo te dije que iba a ser demasiado difícil,” es muy probable que los
fundamentos de tu educación en el hogar sean muy débiles e inestables, y a
punto de desmoronarse. Así que debes estar preparado para animar. Ahora estarás
listo para pasar adelante a la logística diaria de la “administración
escolar.” Apoyo. Tu
esposa/maestra necesita saber que apoyas con un 100 por ciento sus esfuerzos.
Esto significa económicamente lo mismo que filosóficamente. No escatimes en
este punto. Como tú te
has comprometido a educar en el hogar, asegura que respaldes esa decisión con
las finanzas que se requieran para hacer un buen trabajo. No hay inversión más
importante en toda la vida que la inversión que harás en tus hijos. Sé tan
ahorrativo como sea necesario, pero provee las herramientas que tu esposa
necesite para hacer bien el trabajo. Un padre dijo
que él no lograba entender por qué la mayoría de las esposas tenían que usar
la misma aspiradora inservible año tras año, cuando el marido tiene en su
taller la sierra circular más moderna que existe, y sólo la ha usado dos o
tres veces. (Quizá en este momento quieras ir a revisar las condiciones de la
aspiradora.) Comprométete
ahora y no te quejes. Bien vale la pena. Disciplina.
Como padres tenemos que entender que la autoridad del maestro y la disciplina en
nuestras escuelas tiene que proceder de nosotros. Efesios 6:4 dice: “Padres,
no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación
del Señor.” Tenemos este
mandato de parte del Señor, y a medida que nuestros hijos crecen y maduran
(quizá lleguen a rebasar el tamaño de nuestra esposa), necesitamos encontrar
maneras de respaldar a nuestra maestra. Mi esposa
tiene autoridad para tomar el teléfono y vocear al director, o suspender las
clases por el resto del día. De cualquier manera, es mi responsabilidad proveer
la disciplina requerida para ayudar a nuestros hijos a entender que obedecer a
la maestra es obedecer al director. Cuando yo proveo esta disciplina, libera a
mi esposa de enorme cantidad de presión. Atención. Aquí
es donde se pone más difícil. Yo puedo aportar el dinero y administrar la
disciplina en nuestra escuela en casa sin mucho esfuerzo de mi parte, pero las
cosas tienen que ir más allá. Necesitamos
escuchar a la maestra, observar lo que está sucediendo en nuestros hogares y
ayudar a resolver problemas en las áreas que requieren de nuestra atención. ¿Cómo
podemos proveer la ayuda y el aliento que tanta falta hacen si no estamos
enterados de lo que sucede en nuestra escuela? Posiblemente
el nuevo material educativo que tu esposa ha comprado no está funcionando como
se esperaba. Concédele la gracia para equivocarse y ayúdale a seguir adelante
sin atascarse. Observa y escucha para encontrar maneras de ayudarle a definir y
alcanzar las metas de tu escuela. Si tú no estás
enseñando activamente ninguna de las materias en tu escuela, busca la manera de
tener “presencia” allí. Esto pudiera ser tan sencillo como comentar con tus
hijos en la mesa, o a la hora de dormir, las materias que están estudiando.
Trabaja con ellos en tareas o proyectos especiales. También
puedes leerles a tus hijos por la noche (mis hijos y yo estamos leyendo
constantemente algún libro). Realiza experimentos de ciencias, construyan
modelos, realicen viajes de estudio, practiquen lecciones de música, etc.
Seamos honestos, no estamos hablando de ciencia espacial–sólo de poner atención. Esa es mi meta
para este próximo año escolar—poner atención y buscar maneras de alentar y
ayudar. La educación en casa es una tarea difícil, y nuestras esposas
necesitan y merecen nuestra atención completa. Copyright July/August 1998 by The Teaching Home, Box 20219, Portland, OR 97294 www.TeachingHome.com Reprinted by
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