Sólo para Papás
por el Dr. Harold W.
El padre puede
proporcionar un fuerte apoyo a la familia que educa en el hogar, si asume un
papel activo en su vida y educación.
En la sociedad
actual es difícil que los padres encontremos tiempo, modelos que podamos imitar
y la motivación para hacer lo que Dios nos ha llamado a hacer. A mí
personalmente no me ha resultado fácil entender y cumplir con mis
responsabilidades bíblicas en el proceso educativo en el hogar. Mi papel no es
simplemente apoyar pasivamente a mi esposa, sino participar activamente en el
proceso.
Los hombres
parecen haber perdido su perspectiva cuando dicen que la enseñanza y la
disciplina le tocan a la madre, la maestra o a alguna otra persona. Otros
pudieran tener la responsabilidad de la enseñanza y la capacitación, pero la
responsabilidad principal recae sobre el padre.
Lo Que Hacemos
Los siguientes
pasajes bíblicos señalan los tres papeles que debemos estar asumiendo nosotros
como padres en la vida de nuestra familia.
Enseñar.
“Porque yo sé que mandará a sus hijos y a su casa después de sí, que
guarden el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio” (Génesis 18:19; véase
también Deuteronomio 4:9-10; Deuteronomio 6:6-7; y Deuteronomio 11:19).
“Y vosotros,
padres, no irritéis ni provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos (con
ternura) en disciplina y amonestación del Señor” (Efesios 6:4).
Corregir y
Disciplinar. “La vara y la corrección dan sabiduría; mas el muchacho
consentido avergonzará a su madre. Corrige a tu hijo, y te dará descanso, y
dará alegría a tu alma” (Proverbios 29:15, 17).
“El que
detiene el castigo, a su hijo aborrece; mas el que lo ama, desde temprano lo
corrige” (Proverbios 13:24; véase también Proverbios 19:10; 22:15;
23:13-14).
Proveer. “Si
alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la
fe (por no acompañarla de frutos), y es peor que un incrédulo (que cumple con
estas obligaciones)” (I Timoteo 5:8).
Cómo lo
Hacemos
¿Cómo es que
tú, padre, te involucras en la educación en el hogar? Consideremos seis áreas
en los que el padre puede ayudar:
Primero, debes
amar a tu esposa (Efesios 5:25-26; I Pedro 3:7; Colosenses 3:19). Esto le ayudará
inmensamente, proveyéndole a ella y a los hijos una sensación de seguridad en
tu amor. Tu esposa se sentirá libre para trabajar con el programa que juntos
han planeado para los hijos, y venir a ti con problemas y preguntas. Esto también
fortalecerá su confianza en ti y en tus decisiones respecto a la familia. No
tengas temor de manifestar tu amor públicamente, de modo que tus hijos vean que
la amas y la apoyas plenamente.
Segundo, apoya
a tu esposa en sus esfuerzos por instruir a tus hijos. Esto no se limita al
horario formal de educación en el hogar, sino que incluye los momentos en que
ella está enseñando a un niño con su ejemplo o mediante el adiestramiento en
una tarea. No frustres el propósito de la enseñanza encargándote tú con el
fin de hacer el trabajo más rápidamente o más eficientemente o a tu manera
particular. Elogia los esfuerzos de ella y anímala cuando intenta usar métodos
nuevos e innovadores. Debes estar a su lado para animarla cuando las cosas se
ponen difíciles y ella siente el impulso de renunciar. Tu esposa no debe cargar
sola con toda la carga de instruir y formar a los hijos.
Tercero, Papá,
tú debes ser la fuerte y última autoridad que respalde las decisiones y
disciplina de tu esposa. No se debe permitir que los hijos vivan sin freno. De
hecho, ellos exigen disciplina, poniendo a prueba constantemente tus límites y
reglas. No debes esperar que Mamá se encargue constantemente de la disciplina
sin tu ayuda. La presión constante de los hijos en cada detalle es muy
desgastante. Tú debes exhibir un calmado y sereno respaldo a las reglas, de
modo que todos sepan dónde radica la autoridad suprema. Debes tratar de modelar
y manifestar la rectitud, justicia, gracia y misericordia de nuestro Padre
Celestial, así como lo hace Él con nosotros. Las cualidades femeninas que Dios
le ha dado a tu esposa no se prestan fácilmente a esta dicotomía de papeles:
la de autoridad y ayudador. Tú, Papá, debes ser la autoridad y juez supremo de
la familia. Este es tu deber y responsabilidad asignada por Dios.
Además, tú
eres el “sacerdote” de tu hogar. Esto significa que debes ser el líder
espiritual del hogar, apoyando a la familia con oración y dirección
espiritual. Cuando esto falta, la cubierta protectora es débil y llena de
perforaciones. Esto permite que influencias y presiones externas penetren hasta
el centro de tu hogar, produciendo descontento, desarmonía e inquietud. Papá,
tú eres la clave de la salud espiritual de tu familia.
Cuarto, el
hecho de que ayudes con la planeación realmente te involucra en la educación
en el hogar. Esto hace que el plan sea producto tuyo y de tu esposa y te permite
compartir la responsabilidad de la educación de tu hijo. Además le permite a
ella tener la oportunidad de recibir la reacción de otro adulto frente a sus
ideas, y tener la perspectiva del varón. Esto puede mejorar de manera
importante la calidad de tu plan. El hecho mismo de tener un plan puede ser de
gran ayuda al proveer dirección en esos momentos en que ella pudiera enfrentar
otras cosas que exigen atención, como pudiera ser un pequeño llorón, un montón
de ropa sucia o la carga de una multitud de invitados.
El quinto
aspecto en que tú puedes ayudar es en la enseñanza misma. Si tú te encargaras
de sólo una materia en la que tienes interés o aptitud, eso puede aliviar de
manera importante la carga de trabajo de ella. Y a los hijos les encanta tener
ese tiempo adicional contigo. Pudiera ser que tú tengas mejores bases que tu
esposa en algunas materias, o quizá tu esposa realmente estaría fuera de su
campo en algo con lo que tú trabajas todos los días. Allí es donde tú le
puedes ayudar. No te dejes atrapar por la excusa de falta de tiempo; haz tiempo
para cumplir con la tarea. Pudieras tomar tiempo en la mañana antes de ir al
trabajo, o en la tarde después del trabajo o en el fin de semana. Pudieran ser
varios fragmentos cortos o un tiempo largo de una hora o más. Lo importante es
hacerlo de una manera constante para que la familia pueda contar con estudiar
esa materia junta. Que sea una actividad de familia; toda la familia puede
participar y estar involucrada junta en la experiencia del aprendizaje.
Finalmente,
Papá, tú eres el responsable de la protección legal de la familia.
Legalmente, tú serás el sujeto de cualquier acción que se origine con tu
decisión de educar en el hogar. Por tanto, es importante que asegures que todos
los registros se mantengan al corriente y que todos los documentos que
consideres importantes se encuentren localizables. Debes estar familiarizado con
las leyes y los reglamentos locales que pudieran tener alguna repercusión sobre
la educación en el hogar. Cualquiera que sea la decisión que tomen frente a la
ley y los reglamentos, tú debes ser el encargado. Basa tu decisión sobre
principios bíblicos y explica estos principios a tu familia. Esto le quitará a
tu esposa la carga de tomar estas decisiones sola y te colocará a ti en una
posición de liderazgo.
Copyright April/May 1991
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