Las Reglas de Tu Casa
por Gregg Harris
Un
aspecto de la disciplina de los hijos que se toma por sentado con mucha
facilidad son las "reglas de la casa." Los hijos necesitan saber cuáles
son los límites.
Muchos
padres suponen que las "reglas de la casa" serían demasiado numerosas
como para ponerlas por escrito. Claro, es fácil pasarse, multiplicando reglas
sin fin. Pero Sono y yo hemos descubierto que hay básicamente sólo 21 reglas
"implícitas" en nuestra casa. Ahora las tenemos por escrito.
Por
ejemplo, la regla #6 es: "En esta casa, no nos lastimamos unos a otros con
palabras o acciones desconsideradas." La regla #14 es: "En esta casa
no ocasionamos trabajo innecesario para otros." La regla #19 es,
"Cuando no sabemos qué hacer, preguntamos." Nuestras 21 reglas
abarcan la mala conducta en la que más probablemente caigan nuestros hijos.
Todas
nuestras reglas comienzan con, "En esta casa . . ." Esto es para
ayudar a nuestros hijos a entender que nuestra casa no es como las casas de sus
familiares o amigos. En otras casas se pueden permitir cosas que en nuestra casa
están prohibidas. Todas las reglas de nuestra casa son la aplicación de un
principio bíblico.
Memorización
de las Reglas.
Tu
hijo debe recordar cada regla para poder obedecerla. No es necesario que tu hijo
memorice cada regla antes de que le ayudes a entender y obedecer algunas
cuantas. Tampoco es necesario que enseñes todas las reglas en su orden
consecutivo. Pudieras considerar que es más útil ir directamente a aquellas
reglas que más se necesitan. (Como nuestra regla #18: "En esta casa cuando
hacemos un tiradero, lo recogemos.") Después repasa las reglas anteriores.
Nosotros hemos hecho un original enmicado con la lista de las reglas de nuestra
casa y también una hoja individual para cada regla. Podemos poner en nuestro
refrigerador cada una de las reglas por varias semanas, enfocándonos en esa
regla en especial. La lista original también está pegada en la puerta de
manera que podamos consultar cada una según se necesite.
Cuando
empieces a enseñar una regla nueva, léela en voz alta lentamente, apuntando
hacia cada palabra cuando la dices. Dile a tu hijo que repita la regla después
de ti varias veces. Después, durante el día, repítanse la regla unos a otros.
Cuando
tu hijo esté memorizando una regla, empiecen a aplicarla. Esto puede ahuyentar
una mala conducta antes de que inicie. Por ejemplo, cuando oigas que un hijo
empieza a levantar la voz con ira, simplemente di: "En esta casa hablamos
en voz baja y respetuosa unos con otros."
Entendiendo
las Reglas.
Tu
hijo necesita entender cada regla para poder aplicarla y obedecerla. El
entendimiento viene a través del uso de ilustraciones sencillas. Relata
situaciones que ilustran la obediencia o desobediencia de la regla por un niño.
Pide a tu hijo que recuerde alguna ocasión del pasado en la que ha desobedecido
esa regla, y pregúntale qué debía haber hecho diferente. Sus respuestas
mostrarán un entendimiento creciente o cualquier duda que pudiera aún tener.
Parte
de ayudar a tu hijo a entender las reglas de la casa es grabar en su mente las
consecuencias de violarlas. Como padres de su hijo, ustedes deben decidir qué
disciplina es justa y razonable para cada ofensa. Es aconsejable que antes de
que ocurra una violación, ayudes a tu hijo a reconocer que una consecuencia
específica es realmente justa. Entonces podrá ver la disciplina como una
consecuencia de sus acciones y no de tu estado de ánimo.
Obedeciendo
las Reglas.
Para
que sean efectivas, las reglas de la casa deben hacerse cumplir. Aun cuando tu
hijo no sepa leer, siempre que alguna de las reglas se viole, señálala en la
lista, léela en voz alta, y pídele que te explique lo que quiere decir esa
regla. Esto relaciona su comportamiento con esa regla específica.
Nunca
disciplines a tu hijo por violar una regla que obviamente no entiende. La
primera violación debe resultar en una advertencia suave. Una segunda violación
puede ameritar una amonestación más severa. Recuerda, aún está aprendiendo.
La tercera o cuarta repetición debe causar disciplina corporal o la pérdida de
algún privilegio que se haya acordado de antemano.
Si
tu hijo dice haber olvidado una regla que tú sabes que él ha aprendido, es
recomendable dar una disciplina suave por haberla olvidado. Olvidar las reglas
puede convertirse en una costumbre cómoda. La disciplina le ayudará a recordar
mejor. En nuestra lista, el olvido viola la regla #21.
La
Disciplina Es un Acto de Amor.
Cuando
se requiere disciplina, explica claramente a tu hijo por qué va a recibir la
disciplina. Señala el hecho de que es la consecuencia que tú habías
prometido. Sé misericordioso si crees que tu hijo honestamente está haciendo
lo mejor que puede para agradarte. Pero procura que tu estado de ánimo o las
incomodidades de administrar la disciplina no afecten tu juicio. Tu hijo debe
aprender que las consecuencias de su desobediencia son previsibles. Debes
aplicar las reglas con constancia o perderán su eficacia como guía de sus
acciones.
La
ira no es necesaria, sino sólo una determinación piadosa. Cuando los azotes o
cualquier otra disciplina haya concluido, debes cargar a tu hijo y platicar con
él. Pregúntale cómo puede evitar este problema para otra vez. Permanece
calmado y déjale saber que no estás enojado. De esta manera, entenderá que la
disciplina que recibe se administra con amor.
Las
Reglas de la Casa Son Para Todos.
Las
reglas de la casa son para los adultos también, y eso te incluye a ti. Tu
ejemplo al obedecer las reglas de la casa será tu mejor herramienta de enseñanza.
Al reconocer que cada miembro de la familia está sujeto a las reglas y no
exento de ellas, ayudas a tus hijos a entender que Dios es la verdadera cabeza
de tu familia y que aún cuando estén viviendo en sus propias casas, todavía
estarán sujetos a las reglas de la casa de Dios.
Gregg
y Sono Harris educaron a sus hijos en el hogar en Gresham, Oregon. Él es el
director de Christian Life Workshops (Talleres de la Vida Cristiana).
The
Teacjing Home
October / November 1988
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