Edificar, Animar y Elogiar
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Edificar,
Animar y Elogiar
El número Agosto/Septiembre del The Arizona Teaching Home (El Hogar Educador de
Arizona) tenía un artículo titulado "Equilibrar la Crítica con el
Elogio." Este artículo
declara que, "En grupos sanos, como familias o empresas, se necesita que
haya por lo menos cuatro interacciones positivas por cada una negativa." Para
aplicar este concepto en el entorno del hogar educativo, primero necesitamos
considerar nuestra motivación para
educar en el hogar. Si tu motivación
es, como la mía, guiar y reforzar a tus hijos en la fe cristiana, con un
enfoque santo hacia la vida, y ayudarles a llegar a ser miembros fuertes que
aporten algo positivo, así encaminando de nuevo nuestro país hacia Dios,
entonces tenemos que animarles diariamente.
Si es verdad que por cada comentario negativo que oye una persona
necesita recibir cuatro elogios, sé que debo reevaluar mis métodos de enseñar. Por
ejemplo, es tan fácil decir a mis hijos, "Tienes tres palabras equivocadas
en este examen de ortografía, dos problemas mal en tu tarea de matemáticas, no
pronunciaste correctamente esa palabra, faltó una coma aquí," etc., etc.
¡Con razón se desaniman! Cuánto
mejor enfocarse en lo positivo (i.e., "Hiciste bien 23 problemas,
deletreaste bien 22 palabras, qué bien escribiste este párrafo o esta
historia") antes de proceder a corregir los errores. Debido
a que tengo un "hijo
especial" con retraso mental y un trastorno de lenguaje, comprendo el
impacto hecho por los elogios. Es
tan fácil darme cuenta de las más mínimas mejoras que Jasón logra, elogiarlo
con halagos verbales y abrazos, y recibir la recompensa del ánimo en sus ojos y
hechos por haber hecho bien y ser "inteligente."
Sin embargo, al mismo tiempo, doy por sentado las mejoras de mis dos
hijos "normales" – de hecho, espero que hagan mejor.
Definitivamente se apaga la luz cuando todo lo que oye un hijo son
comentarios negativos. Luego
empieza a sentirse tonto. Nuestros
esposos, como partes importantes del hogar educativo, también necesitan
involucrarse en el elogio y la edificación.
Muchas veces ignoramos la aportación hecha por ellos, porque no enseñan
activamente. Necesitamos
bendecirlos por hacer posible que eduquemos en el hogar.
Debido a su dedicación al trabajo, podemos quedarnos en casa y entrenar
a nuestros hijos en el camino que deben seguir. Nuestros
grupos de apoyo también necesitan ser lugares a donde podemos llegar para
recibir ánimo. Muy a menudo,
hablamos solamente acerca de lo negativo que ha pasado, sin animarnos unos a
otros y trabajar juntos para resolver los problemas que tengamos.
Si no nos edificamos unos a
otros ni nos enfocamos en lo que estamos haciendo bien, entonces vamos a dar una
impresión muy errónea acerca de lo que se trata el hogar educativo, y a
lastimarnos a nosotros mismos al mismo tiempo. The
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