Enseñando Sobre la Sexualidad Humana
por Tom y Joanie E.
Qué
y cuándo decirles a nuestros hijos sobre el sexo son preguntas comunes. Los
educadores en el hogar enfrentan otro dilema: ¿Se debe contar a un niño los
hechos sobre la vida a una edad inapropiadamente temprana, o se debe demorar con
la esperanza de que el niño no los escuche de una fuente fuera de la casa?
Cuando
comentaba este tema con otra madre educadora en el hogar, me contó una historia
triste. Sus hijas, que entonces tenían 6 y 8 años, estaban jugando en casa de
una amiga de confianza. Regresando a casa llorando, su hija menor le había
dicho que la amiga a la que habían ido a visitar les había contado cómo son
creados los bebés. Como era de esperarse, esto no se hizo con la sabiduría y
sensibilidad de padres cristianos. La niña pequeña estaba tan traumada por lo
que sucedió, que se ha negado hasta ahora a comentarlo.
Vivimos
en una sociedad corrupta; el sexo está por todas partes y entretejido con casi
todo. Una forma perversa de sexualidad humana asoma de cada recoveco de nuestra
cultura. Trágicamente hay cristianos muy conocidos que han sido engañados y
ofrecen consejo liberal. Por ejemplo, en el número de U.S. News and World
Report de Mayo 30, 1988, el Secretario de Salubridad de los Estados Unidos, el
Dr. Koop “insiste que la educación sexual sobre SIDA–que incluye pláticas
sobre relaciones homosexuales – debe darse en los grados escolares más bajos
posibles.” Esto constituye una amenaza para nuestros hijos: los niños de las
escuelas públicas, que están expuestos a esto y lo saben todo, son los mismos
niños que viven en nuestros barrios y van a la escuela dominical con nuestros
hijos.
El
presentar la información a edad temprana o aislar a nuestros hijos es una
decisión familiar. Un amigo dijo, “A mí no me van a obligar a comunicarles a
mis hijos conceptos para los que yo creo que aún no están preparados. Nuestra
meta como familia es conservar la inocencia por el mayor tiempo posible.
Mantendremos a nuestros hijos aislados cuanto sea necesario.”
Sin
importar cuál sea la posición que tomemos, tarde o temprano todo padre
enfrenta la pregunta, “¿Cómo les digo a mis hijos sobre el sexo?” Según
Charlie y Martha Shedd en Parents and Children, sólo 5 por ciento de los padres
cristianos están dando orientación amable, honesta y completa sobre el sexo a
sus hijos en el hogar. Como madre educadora en el hogar, mi meta es enseñar
sobre todos los aspectos de la vida desde la perspectiva de Dios. La Biblia es
clara sobre aspectos de la sexualidad humana. El hombre debe ser hombre. La
mujer debe ser mujer. La pureza debe conservarse en nuestros pensamientos y en
nuestras acciones. El lecho se debe conservar sin mancilla.
Al
abordar los aspectos prácticos de la educación sexual, cuatro principios
enmarcan la discusión:
1.
Un hogar amoroso. Provee un hogar feliz y modela un matrimonio sólido y
amoroso. Se ha dicho que lo mejor que un padre puede hacer por sus hijos es amar
a su esposa.
El
padre debe mostrar respeto y cariño por su esposa lo mismo que por sus hijas.
Los hijos necesitan ver a sus padres tomándose de la mano y abrazándose.
Desde
que nace, el niño necesita sentirse amado y aceptado. Esto parece ser una clave
importante para ayudar a los jóvenes a conservar la pureza. “Si quieres
proteger a tu hijo de las muchas presiones sexuales, desarrolla una relación
franca y abierta basada en el respeto y amor mutuo,” (Josh McDowell, How to
Help Your Child Say No.)
2.
Actitud positiva.
¿Crees,
como lo dice la Biblia, que somos hechos maravillosamente? ¿Estás convencido
de que cuando Dios creó al hombre y a la mujer, fue bueno? En
How to Raise Christian Kids in a Non‑Christian World, La Dra. Grace
Ketterman, dice: “La clave para poder platicar sobre el sexo es sentirte cómodo
con tu propia sexualidad.”
Nuestra
sexualidad realmente es una bendición y debe tratarse con gran gozo. Transmite
a tus hijos un sentimiento de felicidad e integridad cuando estés comentando la
manera tan maravillosa en que Dios creó a la gente y el sistema reproductivo.
3.
Conserva las normas más altas.
Desdichadamente,
hay mucho consejo “cristiano” liberal en el área de la educación sexual,
especialmente en relación con los años de la adolescencia. Debe recalcarse la
pureza y la santidad de nuestra sexualidad.
Cada
familia debe llegar a sus propias conclusiones, pero nosotros creemos en el
estilo antiguo y el concepto de evitar todo tipo de noviazgo antes de un
compromiso para matrimonio y evitar todo contacto físico antes del matrimonio.
¿Y
qué de esos supuestos impulsos adolescentes “incontrolables”? La Biblia
dice “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es
Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que
dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis
soportar.” (I Corintios 10:13)
Necesitamos
evitar programas de televisión, películas y revistas que representan acciones
y actitudes perversas hacia el sexo. Mientras que los sentimientos sexuales son
dados por Dios y son normales, Dios también dará fuerza para tratar con la
frustración física sin tener que recurrir a un acto pecaminoso.
4.
Integración.
La
sexualidad humana se puede integrar con naturalidad en las actividades diarias.
Pensar que todo se resuelve con una sola plática es un error.
La
higiene, menstruación, embarazo, y lactancia son parte normal de la vida y se
pueden usar como piedra de toque para platicar. Otras maneras de propiciar la plática
normal pudieran ser la visita a una granja y lecciones sobre la fisiología
humana en un museo de ciencia.
Los
padres deben contestar preguntas específicas respecto al sexo cuando sus hijos
alcancen la edad y nivel de comprensión apropiados. Los padres que realmente
están en sintonía con sus hijos sabrán intuitivamente qué decir y cuándo.
Porque
nosotros oramos diariamente pidiendo sabiduría para la crianza de nuestros
hijos, y porque estamos haciendo nuestro mejor esfuerzo por tener una relación
amable y abierta con ellos, nuestros hijos vendrán a nosotros con sus
preguntas.
También
estoy confiando en el Señor para que, como familia cristiana, estemos
transmitiendo los valores de castidad y pureza, y que nuestros hijos conozcan y
estudien la Biblia, siguiendo sus lineamientos para la vida.
Tom
y Joanie E. educan en el hogar a sus tres hijos en Portland, OR, EE. UU.
The
Teaching Home
October / November 1988
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