Entrenando a Tus Hijos Para Hablar
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Entrenando a Tus Hijos Para Hablar en Público
por Carmen Ziarkowski

Las habilidades oratorias de tus hijos pueden ser mejoradas gradualmente mediante instrucción paso a paso, y mediante la práctica.

Enseñar a nuestros hijos a presentarse verbalmente ante otros es una tarea de suma importancia. En nuestra sociedad de impiedad expresa, debemos preparar a nuestros hijos para compartir la fe, presentar la verdad y persuadir a otros a hacer lo correcto.

Con entrenamiento, un niño pequeño puede llegar a defender convicciones piadosas y presentarlas de manera organizada y clara. La comunicación no sólo es un talento dado por Dios; es una habilidad que todos pueden desarrollar.

Desarrolla Confianza. Inicia a tus hijos desde una edad temprana. Es importante que tus hijos aprendan a presentarse ante un grupo desde temprana edad. Si estudian algún instrumento, tienen una maravillosa oportunidad para “actuar” o ejecutar ante un grupo en recitales.

Pon un foro para una exposición de títeres, y pide a tus hijos que jueguen el papel de los personajes con los títeres. Si les gusta la poesía o las rimas, pídeles que las repitan de pie delante de la familia. Pide a los niños pequeños que dirijan juegos como “Simón Dice,” u otros juegos.

La idea es que los niños pequeños se sientan cómodos siendo el centro de atención de un grupo lo más pronto posible. Cualquier situación que les ponga frente a un grupo grande les ayudará a desarrollar un sentido de confianza en estas situaciones.

Preparando un Discurso

Selecciona un Tema. No hay límite a los posibles temas para discursos. Empieza por seleccionar el tipo de discurso que se presentará. “La razón por la que nuestras manos y pies se arrugan al sumergirlas en agua por un tiempo prolongado” es un discurso informativo. “Cómo pintar por número la Capilla Sixtina” es un ejemplo de un discurso descriptivo de un proceso. “Lo que hice este verano” es un discurso narrativo y “La razón por la que Mamá nunca debe servir espinacas” es un discurso persuasivo.

Ayuda a tu hijo a escoger un aspecto del tema que presentará. Muchos oradores cometen el error de tratar de abarcar absolutamente todo lo que incluye un tema amplio. Los oradores más hábiles se concentran en una sola parte pequeña de un tema amplio.

Anima a tu hijo a que tome muchas apuntes sobre su tema. No las usará todas, pero entre más sepa, mejor preparado estará.

Elige Los Puntos Principales. Ayuda a tu hijo a escoger de cinco a siete puntos principales para su discurso. En un discurso informativo, estos pudieran ser simplemente datos sobre la piel. En un discurso descriptivo de un proceso, serían los pasos a seguir para hacer una pintura. En un discurso narrativo, los puntos serían eventos cronológicos. Y en un discurso persuasivo, estos serían las razones por las que una acción o creencia debería de ser adoptada.

Encuentra un Punto de Vista. Todo discurso necesita un punto de vista. Tu hijo debe definir su propio punto de vista sobre ese tema. El punto de vista añade credibilidad a una presentación.

Discursos que no muestran claramente la perspectiva del orador parecieran indicar que fueron tomados de una enciclopedia sin ningún sentir sobre el tema. La manifestación de tu perspectiva permite que el público sepa que has hecho tu propia investigación y que crees en lo que estás diciendo.

Usa Ejemplos. Ayuda a tu hijo a respaldar su presentación con ejemplos. Los ejemplos son imágenes verbales que refuerzan el concepto que el orador intenta transmitir a sus oyentes. Dan vida a su presentación. Sin ejemplos cualquier punto que apoye tu perspectiva será olvidado antes de que termines. Los ejemplos pueden ser cualquier cosa, desde citar a los expertos hasta contar acerca de una experiencia personal.

Organiza el Discurso. Ahora es el tiempo de poner todos esos puntos en el orden que se comprenda mejor. Una vez que los puntos principales, el punto de vista, y los ejemplos se hayan escogido, organizar el discurso es algo fácil. Acomódalo de diferentes maneras hasta que te parezca que fluye bien.

Escribe la Introducción y la Conclusión. Una vez que hayas ayudado al niño a organizar la parte principal del discurso, entonces (y sólo entonces) elaboren la introducción y la conclusión. Muchos oradores principiantes planean sus discursos empezando por el principio. Después de mirar por un largo rato una página en blanco o la pantalla de la computadora, se pudieran dar por vencidos.

La primera regla para la introducción de tu discurso es que debe conseguir la atención de los oyentes. Las primeras impresiones son vitales para el éxito de un orador. Muchos grandes oradores inician con una buena pregunta, un relato cómico o un punto alarmante sobre su tema. Otros usan estadísticas o una cita.

No digas “Voy a hablar sobre . . .” El público pronto sabrá sobre lo que vas a hablar. Dirígete al público como sea apropiado. “Damas y Caballeros,” “Papá y Mamá,” o “Amigos,” son saludos que expresan respeto y amabilidad.

Cuando termines un discurso no dejes al público a medias. Termina por recapitular los puntos principales y reforzar tu punto de vista en un párrafo o menos. Tus últimas aseveraciones deben dejar al público algo en qué pensar.

La Presentación de un Discurso

Aquí hay algunos consejos que ayudarán a tu alumno a dar su discurso eficazmente:

bulletLa postura es importante. Una postura jorobada comunica una actitud descuidada.
bulletEnfócate sobre el público. Mirar tus notas todo el tiempo o evitar el contacto visual con el público es desastroso. El contacto visual comunica confianza y un dominio de tu tema. Enfocarse sobre el público en la parte posterior del salón da la impresión de que se está hablando a todo el público. De vez en cuando enfoca sobre algunos rostros de las primeras filas.
bulletProyecta tu voz. No hay nada más molesto que tener que esforzarse para oír un mensaje porque el orador habla con voz muy baja. Habla con suficiente volumen para que la última persona en el salón te pueda oír perfectamente.
bulletCuidado con esos “pues . . . “ y “este . . .” Estos son llenadores de silencio. Los usamos para llenar esos huecos de silencio que dejan ver nuestro nerviosismo.
bulletLas ayudas visuales son importantes. Recordamos más lo que vemos que lo que oímos. Ayuda a los niños desde temprano para hacer algún tipo de ayudas visuales; pósters, transparencias, gráficas, videos y fotografías ayudan a hacer más interesante el tema.
bulletUsa humor e ingenio cuando sea posible.
bulletDebes entretejer historias personales en tu discurso sólo si están relacionadas con el tema.
bulletPractica grabando en una grabadora, poniéndote de pie delante de un espejo, o pidiendo a alguien que te grabe en vídeo. Después haz una crítica de lo que ves u oyes.
bulletNo uses sarcasmo y cuida de que tus comentarios sean agradables.
bulletMemoriza sólo los puntos importantes del bosquejo y los párrafos primero y último. Si lo memorizas todo, se oirá “grabado.” Practica mucho tu discurso para que cuando se presente el momento de darlo lo puedas hacer sin depender enteramente de tus apuntes.

Practicando el Arte

Verás que con la práctica tu hijo puede mejorar su vocabulario, gramática, confianza, y conocimiento, así como sus habilidades de investigación, organización y edición, por no hablar de la proyección de la voz, dicción, gramática y estilo personal.

Pide a tus hijos que den reportes semanales, de dos a cinco minutos de duración, delante de Papá, Mamá, hermanos, hermanas, y cualquiera que quiera escuchar. Nunca hagas críticas en público. Espera hasta que estés a solas con tu hijo, y entonces comenta lo que necesita mejoramiento. Hacer una crítica de tu hijo en público, después de que ha pasado días preparando este proyecto, podría desanimarlo.

Analicen y observen juntos a otros oradores. Observen sus modales. ¿Qué fue lo que les hizo eficaces o ineficaces? ¿Tuvieron una buena introducción? ¿Fue demasiado extenso su tema? ¿Cuál fue tu primera impresión?

La oratoria en público debe comunicar información o juicios claros y concisos. Ya sea que esté impartiendo información sobre el patrón de vuelo del abejorro o comentando la situación difícil entre David y Goliat, el orador debe comunicar la información de manera exacta y directa.

La competencia en la oratoria pública solamente se logra investigando los datos para la obtención de información precisa, dominando tu tema lo suficientemente bien como para que lo puedas defender y explicar, puliendo los puntos de los que no estás muy seguro y practicándolo vez tras vez.

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