La Educación en el Hogar: Una Prioridad
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La Educación en el Hogar: Una Prioridad
por Kim Huber

Hace dos semanas, en una reunión de grupo de apoyo, oí a una madre expresar cómo sus hijos no habían tenido un día completo de escuela en la última semana; sus vidas se habían vuelto tan ocupadas y los días simplemente se esfumaban.  Ella se daba cuenta que necesitaba reponer el tiempo perdido de escuela pero pensaba en cómo pudo haber pasado.  Sé que muchas de ustedes la pueden compadecer; yo por mi parte sí.  Mientras las cosas urgentes de la vida claman por nuestra atención, las importantes se hacen a un lado silenciosamente esperando que nos fijemos en ellas.

Con demasiada frecuencia, a menos que tengamos cuidado, los afanes del día pueden exigir tanto de nuestro tiempo y energía que descuidamos las cosas importantes de nuestra vida; nuestro cónyuge, tiempo tranquilo a solas con nuestros hijos, y sí, aun el tiempo que debemos dedicar a la escuela en el hogar.  Para poder tener éxito en la educación en el hogar, necesitamos hacer de la enseñanza una prioridad.  No me gusta reconocerlo, pero aun después de años de enseñar en el hogar, mantener nuestro tiempo académico en la parte superior de mi lista diaria de quehaceres todavía requiere mucho esfuerzo.

Si te encuentras luchando con mantener un equilibrio entre la escuela y tus otras responsabilidades cotidianas, podrías considerar la posibilidad de llevar una agenda personal.  Como padres que educamos en el hogar, necesitamos ver la enseñanza de nuestros hijos como una cita que hay que guardar cada día.  Programamos todo lo demás en nuestras vidas–¿por qué no la escuela también?  Escribe “escuela” en los espacios de las horas que planeas enseñar.  Entonces planea tus actividades alrededor de las horas de escuela en vez de durante ellas.   Al anotarlo en tu agenda, y respetarlo, comunicas un mensaje a tu familia de que la escuela es tan importante como el resto de tus citas diarias.

Evita la tentación de escuchar a la pequeña voz que dice, “Sabes que podemos dejarlo unas cuantas horas y hacer nuestro trabajo más tarde.”  Una vuelta rápida al mercado fácilmente se puede convertir en toda una mañana sin ver los libros.  Llegas cansada a la casa.  Los hijos se van a jugar.  Y el día pasa rápidamente sin haber hecho la escuela.  Ciertamente, habrá ocasiones cuando tu día escolar será interrumpido por una urgencia, enfermedad, o situación inevitable, pero aquellas deben ser la excepción en vez de la regla.

Muchas actividades que la mayoría de los que enseñan en casa consideraría como empeños dignos, tales como las clases de música, reuniones de grupo de apoyo, y actividades de la iglesia, se pueden tragar el tiempo de la escuela.  Para mí, no son estas actividades las que trastornan mi día.  Yo necesito cuidar de las cosas en casa que roban el tiempo.  Mantener una casa en orden me roba mi tiempo.  Si no tengo cuidado, puedo pasar todo el día cocinando, limpiando, y haciendo quehaceres.

Si tú has estado pasando demasiado tiempo cuidando lo urgente mientras lo importante se espera al margen, quizás es tiempo de sentarte con tu familia  y evaluar sus compromisos.

Cualquier actividad que te roba regularmente de tu tiempo de enseñar en el hogar necesita ser evaluada.  Algunas cosas se tendrán que eliminar o poner en espera, mientras otras simplemente necesitarán una hora más apropiada en tu agenda.

Los clamores urgentes que oímos hoy, después de un tiempo, desaparecerán de nuestra memoria.  Pero el tiempo que damos ahora a nuestros hijos, el tiempo que tomamos para entrenarlos y enseñarlos, retumbará a través de generaciones venideras.