Entrenamiento Positivo de Carácter
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Entrenamiento
Positivo de Carácter: Separación
de la Maldad del Mundo Hacia la Mejor Socialización Recientemente
he oído esta declaración de por lo menos tres fuentes: Los niños no van a
saber cómo resistir la maldad del mundo a menos que sean expuestos a ella
(desde una edad temprana). Este
comentario se basa en la premisa de que con mayor contacto con la maldad, uno es
más capaz de identificarla y resistirla. Al
contrario, yo creo que entre más vemos o “nos codeamos” con la maldad, más
aceptable nos parece porque la vemos constantemente. Aun
la investigación secular sugiere que el contacto constante con la maldad o la
enseñanza impía resulta en un número mayor de personas que prueban esas
conductas. ¿Nos
va mejor al familiarizarnos con el pecado?
¿Cuántos adultos temerosos de Dios han caído después de andar muy de
cerca con malos pensamientos y hechos? ¿Van
a ser más fuertes los niños que los adultos quienes han sido entrenados en el
Señor y tienen la capacidad de pensar bien hasta las consecuencias? Creo
que las Escrituras son muy claras en cuanto a los principios para entrenar a
nuestros hijos. Los
padres han de entrenar a los hijos durante el día en los caminos del Señor
(Deuteronomio 6:1‑5); los padres han de entrenar a los hijos en justicia y
sabiduría (Proverbios); no hemos de andar, estar, o sentarnos con los impíos,
sino meditar diligentemente día y noche en la ley del Señor (Salmo 1). Hemos
de ser puros de corazón (Mateo 5:8); y hemos de mantener enfocada nuestra mente
en aquellas cosas que son buenas y reverentes de Dios (Filipenses 4:8).
Nuestras mentes han de ser transformadas y renovadas en Cristo, no
conformadas a las conductas y los pensamientos de este mundo (Romanos
12:1‑2), y hemos de evitar caminar en los caminos de tinieblas e
ignorancia (Efesios 4:17‑24). Si
“aislamos” a nuestros hijos con el propósito de entrenar sus conciencias
para discernir lo bueno y lo malo en el contexto de la Palabra de Dios, estarán
mejor capacitados para reconocer la maldad al encontrarse con ella y más
preparados para luchar contra ella en vez de tolerarla. ¿Cómo
sería el ejército de un pais si pusiera sus nuevos reclutas inmediatamente en
las líneas de batalla sin aislarlos primero para entrenarlos como soldados? ¿No serían invadidos por el miedo, la ignorancia de las
reglas y las expectativas, o la falta de experiencia en usar sus armas y las tácticas? Además,
si estamos enseñando fielmente a nuestros hijos la Biblia en su contexto y su
totalidad, van a recibir una excelente educación en identificar el pecado y ver
sus consecuencias para el individuo y para toda la nación.
Toda maldad conocida por la humanidad se trata en las Escrituras junto
con el resultado y la manera de evitarla desde un principio. Con
nuestros hijos en casa, estoy consciente de las áreas en que ellos se gobiernan
por su carne (¡y yo tengo que enfrentar mis propias necesidades en esta área!).
Puedo orar por sabiduría (para mí mismo en entrenamiento) y enfrentar
directamente los problemas de acuerdo con los principios bíblicos. Nuestras
hijas son mucho más hábiles socialmente que lo que era yo cuando estaba en el
sistema escolar. Están aprendiendo
a responder a todo tipo de gente a la manera de Dios—con misericordia, verdad,
compasión, justicia, e integridad. Nuestras
hijas pueden entablar amistades fácilmente con adultos y niños de cualquier
edad. Pueden conversar sobre algo
interesante; tienen un sentido positivo de su propia identidad; y pueden pensar
en situaciones y llegar a conclusiones sanas acerca de los hechos de las
personas. Nuestras
hijas del 5o. y 6o. año son capaces de jugar con muchachos de una manera
inocente y amigable. A menudo son
muy perspicaces en cuanto a la gente y sienten la libertad de hacer preguntas
(usualmente en una manera apropiada) y expresar sus propios sentimientos. Quizás
cuando se presenta la pregunta sobre la “socialización”, necesitamos
cambiar la pregunta gentilmente y preguntar, “¿Qué crees tú que debe
lograrse con la socialización?” Entonces
después de escuchar la respuesta, inquirir, “Cuéntame de los niños que
conoces que tienen estas cualidades.” Esto
mostrará nuestro deseo de entender el punto de vista ajeno y quizás abrirá el
diálogo hacia el entendimiento de la posición de educar en el hogar. The Teaching Home Marzo / Abril 1994 |