Enseñar Con el Ejemplo Transmite Valores Cruciales
por Blossom T.
La educación en el hogar se remonta a tiempos antiguos. A lo largo de los
siglos de la historia, los padres han enseñado sistemática y exitosamente a
sus hijos en el hogar.
Existe un método de enseñanza que es muy conocido. Este método recomendado
por Dios transmite conocimiento, valores, actitudes, prácticas de adoración,
tradiciones y hasta vocaciones mediante el sistema de enseñanza más sencillo,
natural y poderoso que hay: el ejemplo.
La enseñanza mediante el ejemplo requiere que el maestro sea estudiante
vitalicio de la Palabra de Dios, canalizando toda su energía y todos sus
recursos hacia el objetivo de llegar a ser un modelo sabio e irreprensible para
los que están "tomando apuntes." Como padres, debemos ver esta tarea
como un compromiso muy serio y como una orden de parte de Dios.
Si se me permitiera compartir algunas palabras de consejo para los padres que
educan en el hogar, yo diría lo siguiente:
1. Demuestra con tu vida y tus palabras, que un espíritu humilde y dócil,
capaz de ser enseñado, es de gran valor delante de Dios y de los hombres. Haz
todo lo posible por desarrollar esta cualidad en ti mismo y en tus hijos. Hace
tanta falta en todas las relaciones interpersonales. Aprende a perdonar
repetidas veces.
También es requisito indispensable que aprendas a comunicarte con éxito. Un
espíritu que no perdona (soberbio) y la falta de habilidad para la
comunicación son dos factores importantes para la destrucción de matrimonios.
Durante la mayor parte de su vida, tu hijo será cónyuge de alguien. Será
padre o madre de tus nietos. Instruye pensando en eso.
2. Enseña a tu hijo a verse a sí mismo como Dios lo ve: como una creación
única, precioso, especial, como uno por quien Cristo murió, valioso, amado, de
valor eterno, propiedad de Dios de valor incalculable. Los padres son
colaboradores con Dios, modelando de manera tangible el amor incondicional y el
apoyo fiel del Padre celestial.
El individuo seguro, bien adaptado, que teme al Señor, será capaz de
sostenerse valientemente a favor de la verdad, aun cuando sus compañeros no lo
acompañen. Frecuentemente pensamos en este problema en relación con los
adolescentes, pero los adultos también tenemos maneras sutiles de manifestar
nuestra dependencia de grupo y no somos menos culpables. Yo he observado que
tendemos a gobernar gran parte de nuestra vida por lo que piensan otros
cristianos, en lugar de hacerlo por la Palabra de Dios.
Es crucial que enseñemos a nuestros hijos el temor del Señor, para que los
pensamientos de Dios lleguen a ser los pensamientos de ellos. Los hijos que
tienen la seguridad de que Dios les ama incondicionalmente y que tienen padres
que los elogian y aprueban, cuentan con una herencia que no se puede comprar con
dinero.
3. Enseña a tus hijos a trabajar voluntariamente y con gusto. Se vuelve muy
difícil administrar un hogar, especialmente cuando la familia es grande, si no
hay organización y delegación. Asigna a los hijos quehaceres de rutina. Exige
orden, esmero y confiabilidad. Como regla general, si un niño hace un tiradero,
exige que él lo recoja. Empieza con esta práctica muy tempranamente en su vida.
Jamás lo lamentarás.
El trabajo es un asombroso impulsor de la confianza a medida que los niños
adquieren conocimiento y experiencia en áreas que los preparan mejor para la
edad adulta. Se fomenta la creatividad a medida que luchan con encontrar maneras
más eficientes de hacer el trabajo.
La disciplina de escuchar y seguir instrucciones será una herramienta útil
en todo lugar y en cualquier oficio. El niño que nunca ha aprendido a trabajar
se ha perdido de una admirable terapia y disciplina que imparte vigor al cuerpo
y al alma.
Copyright January/February 2000
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