Ayuda a Tu Ayuda Idónea
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Leamos un Libro: El Padre que Educa en el Hogar
Capítulo Dos: Ayuda a Tu Ayuda Idónea
por Michael Farris

Ayuda a Tu

Ayuda Idónea

La pura verdad es que las mamás se encargan de la vasta mayoría de las tareas de la educación en el hogar. Como padres les estamos pidiendo a nuestras esposas que se encarguen del quehacer doméstico, de la cocina, la lavandería, el cuidado de los niños, además de la educación de nuestros hijos. Eso es mucho trabajo.

Como ya hemos señalado, la madre que educa en el hogar pudiera empezar a sentirse “agotada” si está llevando esta carga sola. Existen básicamente dos remedios para el agotamiento: (1) dependencia del Espíritu Santo y (2) un padre que ayuda. Comentemos con cierto detalle cada una de estas soluciones.

Padres y Madres Deben Depender del Espíritu Santo

Primero, tanto el padre como la madre necesitan entender que un factor crítico para la educación en el hogar es una dependencia total del Espíritu Santo para proveer la fortaleza y la dirección. Cualquier cristiano que pretenda asumir esta responsabilidad en sus propias fuerzas, está invitando al agotamiento. “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13). No todas las madres que educan en el hogar van a tener un marido que les ayude. Algunas madres están casadas con incrédulos que sólo apoyan pasivamente la educación en el hogar. El padre pudiera ser llamado al servicio militar, dejando a Mamá sola para enseñar a los hijos mientras él lucha en defensa de su patria. Debido a estos factores, muchas madres enfrentan épocas en las que cargan solas con la responsabilidad de la educación de los hijos.

Para algunas madres, esta situación es permanente. Hay un buen número de valientes madres solas que educan a sus hijos. Pudieran ser divorciadas o viudas. Otras prácticamente son “madres solteras” cuando se trata de la educación en el hogar, porque sus maridos simplemente no son capaces o no están dispuestos a ayudar constantemente a través de los años.

Las madres que enfrentan esta tarea solas, sea temporal o permanentemente, necesitan recordar que Jesucristo está disponible para ser su fortaleza. Él será marido para la viuda y padre para el huérfano. En última instancia, sólo Él es suficiente para satisfacer nuestras necesidades.

Puede ser que la necesidad de dependencia de Dios sea más pronunciada cuando una madre enfrenta la educación en el hogar sola, pero la verdad es que cada uno de nosotros necesitamos apoyarnos en la fortaleza de Dios para poder realizar la obra de Dios. Pudiéramos fingir por un tiempo hacerlo en nuestras propias fuerzas, pero al final la instrucción exitosa en el hogar depende de que tengamos éxito en aprender nuestra necesidad de depender de Dios.

El Padre Debe Ayudar

La segunda solución para el agotamiento es un padre que se compromete a ayudar a su esposa con la tarea de educar en el hogar. Algunos padres se preguntan: "¿Por qué habría yo de estar pensando en ayudar a mi esposa? Yo creía que ella debía ser ayuda idónea para mi."

Un breve repaso de la asignación bíblica de la responsabilidad por la instrucción de nuestros hijos provee una respuesta inmediata a esta pregunta.

Muchos de los versículos que contienen el mandamiento de enseñar a nuestros hijos no están dirigidos específicamente al padre o a la madre:

Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas.

Deuteronomio 6:6-9

Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.

Proverbios 22:6

Sin embargo, siempre que la Biblia dirige un mandamiento sobre la crianza de los hijos a uno u otro, ese mandamiento está dirigido al padre:

Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.

Efesios 6:4 (Véase también Salmo 78:5-6;

Proverbios 4:1; 13:1; Isaías 38:19; Joel 1:2-3.)

Aun en los pasajes que no están dirigidos explícitamente al padre o a la madre, como es el caso en Deuteronomio 6:6-8, el contexto cultural del mandamiento claramente implica que el deber de enseñar a los hijos es primeramente un deber del padre.

Por tanto, realmente no se le está pidiendo al padre que asuma una parte del deber de la esposa cuando se le pide que ayude con la educación en el hogar. Simplemente se le está pidiendo que por lo menos haga una parte de su propio trabajo él mismo, en lugar de delegar la tarea en su totalidad a su esposa.

Cómo Ayudar

Algunos padres enseñan una o dos de las materias académicas de sus hijos. Otros ayudan con asesoría cuando alguno de los hijos se encuentra frente a alguna dificultad especial. Otros ayudan a la esposa a calificar tareas escolares. Algunos ayudan a decidir sobre la elección de materiales educativos.

Debido a horarios de trabajo o limitaciones personales, algunos padres no pueden ayudar con el aspecto académico de la educación en el hogar. Algunos padres lavan la ropa. Otros asumen responsabilidad por una porción mayor de lo que es habitual de las tareas de limpieza. Algunos padres dedican más tiempo cuando llegan del trabajo, al cuidado de los hijos menores, para que Mamá pueda planear y calificar tareas escolares.

Existe una multitud de maneras diferentes de lograr el objetivo de ayudar a tu ayuda idónea. Quizá resulte provechoso intercambiar responsabilidades año con año. La tarea precisa que tú realices no es tan importante como el compromiso emocional con tu esposa que comunicas mediante tus actos de servicio al ayudar.

Tu esposa necesita saber que ella no está educando en el hogar sola. Necesita saber que tú ves esto como un trabajo en equipo y que estás dispuesto a ayudarle a cargar con la enorme responsabilidad implícita en la educación en el hogar.

Siéntate con tu esposa y comenta esto con ella. Permite que sea ella la que más hable. Descubre cómo se siente ella con los niveles de responsabilidad. Determina cuáles son las áreas en las que más ayuda necesita. Comenten las formas en que más útil le sería tu ayuda.

Una de las cosas que yo hago con mi esposa es servir como observador objetivo para ayudarle a analizar los problemas que está teniendo con nuestra educación en el hogar. Después de una de estas conversaciones, pude planear un horario diario para ella que resolviera varios de los conflictos de organización que ella estaba experimentando en la instrucción de nuestros cinco hijos mayores mientras intentaba cuidar de los tres menores.

(Esta es la solución que encontramos para este problema que es muy común: Cada uno de nuestros tres hijos mayores se encarga de un turno de cuarenta y cinco minutos de cuidado de niños en la mañana. Todos los pequeños duermen siesta por la tarde. De esta manera, durante dos horas con quince minutos en la mañana, y la mayor parte de la tarde, nuestros pequeños no están obstaculizando los esfuerzos de Vickie por enseñar. Este programa fue considerablemente mejorado posteriormente cuando sugerí que nuestros hijos mayores empezaran a enseñar preparación para la lectura, introducción a las matemáticas, música y educación física a nuestros preescolares durante cada una de sus sesiones. Cada una de nuestras hijas mayores enseña una o dos materias, según su propio interés y capacidad.)

Las dos áreas de más fuerte presión para tu esposa son las materias académicas y las tareas domésticas. Tú necesitas ayudar a llevar la carga, por lo menos en una de estas áreas. Si comentas con tu esposa las necesidades de la familia, podrán elaborar un plan que se adapte al horario y a las capacidades de ambos.

Más allá de las áreas de lo académico y las tareas domésticas hay varias cosas adicionales que debes considerar para poder cumplir con tu responsabilidad de ayudar a tu ayuda idónea.

1. Dale un descanso.

Antes de que empezáramos a educar en el hogar, mi esposa me suplicaba que tuviéramos pláticas intelectualmente estimulantes cuando yo llegaba del trabajo por la noche. Ella había pasado todo el día con niños pequeños y deseaba que su mente funcionara en un nivel diferente por lo menos durante unos pocos minutos al día. Generalmente yo me sentía agotadísimo y sólo quería estar sentado vegetando.

Ahora la educación en el hogar le provee a mi esposa una gran cantidad de estimulación intelectual. Y el nivel de estímulo ha aumentado cada año conforme nuestras dos hijas mayores cursan niveles de educación superior. Ella ahora está comentando cotidianamente las obras de Shakespeare y otras grandes obras de literatura. Cuenta con estímulos intelectuales de sobra.

Actualmente, cuando llego a casa cada noche después del trabajo, ambos deseamos sentarnos y vegetar. Desafortunadamente, tenemos ocho personitas que necesitan padres vivientes, no adornos de sofá.

Aun cuando la necesidad de conversaciones "estimuladoras" haya disminuido, mi esposa sigue necesitando momentos para descansar mentalmente de sus responsabilidades. Así como tú necesitas dejar tu trabajo y hacer otra cosa por un rato, tu esposa necesita algunos recesos mentales de sus pesadas responsabilidades con tus hijos.

Mi esposa acostumbra salir a caminar por unos cuarenta minutos diariamente – esté bueno o malo el tiempo, en salud o en enfermedad. Incluso, ella generalmente sale a caminar al segundo día después de dar a luz. Sus caminatas son la parte de su horario que más disfruta. Cuando nuestros hijos eran menores yo tenía que estar en casa para que ella pudiera salir a caminar. Ahora que tenemos adolescentes, ella puede salir a caminar por las tardes después de que ha terminado con sus responsabilidades de enseñanza para ese día.

Otra señora en nuestra iglesia educa en el hogar, y a ella le gusta nadar. Ellos tienen hijos pequeños, así que dos noches por semana, Papá cuida a los niños mientras Mamá va a una alberca interior para nadar.

Un receso mental tomado regularmente, aun cuando sólo sea de unos treinta o cuarenta minutos, es una gran fuente de solaz para la madre que educa en el hogar. Será necesario que el padre provea la oportunidad para que su esposa pueda hacer esto.

Además de este tipo de receso diario, debes considerar muy seriamente algunos recesos más prolongados para tu esposa.

Durante varios meses mi esposa y yo salimos a un restaurante la misma noche de cada semana sólo para platicar. Conversábamos principalmente acerca de temas relacionados con nuestra educación en el hogar y cómo podríamos colaborar mejor. Esto tuvo mucho éxito durante un largo tiempo hasta que una nueva responsabilidad ocupó nuestra noche establecida.

Saca a tu esposa a cenar por lo menos dos veces al mes, aun cuando sólo sea a un restaurante de alimentos rápidos. No hay ninguna regla que diga que tienen que comer aprisa y salir.

Otro tipo de receso que nosotros hemos procurado son los viajes de fin de semana juntos. Procuramos hacer esto aproximadamente cada tres meses. En años recientes nuestros viajes generalmente han sido por causa de invitaciones que me han hecho para participar en convenciones de educadores en el hogar. Pero también hemos podido hacer algunos viajes cortos a solas sin responsabilidades adicionales.

Como mi esposa ha alimentado al seno materno a todos nuestros hijos, en muchas ocasiones hemos llevado al bebé con nosotros. Pero cuando uno tiene ocho hijos, ya es un gran descanso cuando se lleva solamente a uno de ellos.

Una ocasión muy especial para nosotros fue cuando "tuve" que asistir a una reunión sobre libertad de culto en Paris. (Formo parte del comité internacional de Solidaridad Cristiana Internacional, una organización de derechos humanos con sede en Suiza.) Gracias al programa de viajero frecuente de United Airlines, pude llevar conmigo a mi esposa y a mi hija mayor—todos volando gratis. Ese viaje fue un excelente descanso para mi esposa y al mismo tiempo nos dio la oportunidad singular de pasar tiempo a solas con nuestra hija mayor antes de que los años se nos escapen y ella se vaya.

No es necesario que vayas a Paris. (A menos que puedas volar gratis y conseguir hospedaje gratuito por cuenta de una convención—¡en ese caso no te lo debes perder!) Uno de nuestros tiempos favoritos fue la ocasión en que simplemente fuimos a un municipio cercano y pasamos un día y medio solos.

Tratándose de darle un descanso mental a tu esposa, es muy aplicable el dicho de que "un poco rinde mucho."

2. Toma el liderazgo en la disciplina.

Cuando tú estás en el trabajo, tu esposa obviamente tiene que asumir la responsabilidad de disciplinar a tus hijos. Y espero que ambos hayan descubierto que en general no conviene que tu esposa les diga a los hijos: "Espera nada más hasta que llegue tu padre." Ella necesita aplicar disciplina inmediata, consistente, contemporánea con la conducta indebida.

Sin embargo, sí existe una aplicación buena de la frase, "Espera nada más hasta que llegue tu padre." Tu esposa merece "pasarte la batuta"—o quizá debo decir "pasarte la vara"—cuando tú llegues a casa. Cuando Papá esté en casa él debe cargar con la principal responsabilidad de administrar disciplina en la familia.

Existen varias razones para esto. Para empezar, la administración de la disciplina es una manera de comunicar quién es el que manda. Los niños saben por intuición cómo aprovechar las diferencias entre Papá y Mamá. Piden permiso a Papá y si Papá dice que no, piden permiso a Mamá para conseguir un fallo diferente.

(A propósito, tenemos una regla en nuestro hogar en relación con esto. Si ya han consultado un asunto con alguno de nosotros, el otro siempre afirma la decisión que ya fue tomada. Y si nos parece que los hijos han intentado deliberadamente evadir una decisión no deseada, se les castiga.)

Siendo Papá el que claramente está encargado de la disciplina, hay más estabilidad que donde parece haber dos personas con igual autoridad. La Biblia dice que ninguno puede servir a dos amos. Este principio es aplicable a tus hijos. Ellos necesitan la seguridad que proviene de que Papá sea claramente el que manda cuando él se encuentra en casa.

Por otra parte, lo más seguro es que tu esposa reciba con alivio el descanso. La disciplina de los hijos no es agradable. Uno tiene que escuchar versiones discrepantes de hermanos en conflicto. Tienes que decidir si un hijo te está diciendo la verdad. Tienes que determinar el nivel de castigo que es adecuado. Tienes que discernir si procede alguna especie de restitución.

Todos estos pasos consumen mucha energía mental. Y tu esposa ha hecho el papel de detective, fiscal, juez y jurado demasiadas veces durante todo el día. Estará en la mejor disposición de dejar que tú te encargues de presidir el juzgado nocturno en lugar de ella.

La disciplina es una prerrogativa del liderazgo. Si tú no te encargas de la disciplina, no eres el líder espiritual de tu hogar.

3. Echa una mano aun cuando estés cansado.

La mayoría de los hombres llegan del trabajo muy fatigados. La pesadilla moderna del viaje de ida y vuelta al trabajo exacerba el agotamiento que produce el trabajo normal. Algunos trabajos exigen más físicamente. Otros son más agotadores mental o emocionalmente.

Lo que menos quisieran hacer la mayoría de los padres al llegar del trabajo es entrar inmediatamente a ayudar con los niños y las tareas domésticas.

La mayoría de las madres que educan en el hogar también han llegado a su límite de fatiga física y emocional alrededor de la hora en que él llega del trabajo. El nivel de esfuerzo que requiere un día en la vida de una madre que educa en el hogar es tan pesado, física y mentalmente, como el trabajo de la mayoría de los hombres. Mamá también está cansada.

El padre educador en el hogar espera llegar a casa para descansar. La madre educadora en el hogar ansía la llegada de Papá para contar con su ayuda. Estas expectativas en conflicto probablemente producirán choques.

Es probable que el padre se sienta con derecho a un poco de descanso y relajación porque ha trabajado duro todo el día. Pero los padres necesitan ver la situación desde la perspectiva de su esposa también.

Existen soluciones para este problema. Y para encontrar las soluciones tanto el esposo como la esposa tendrán que dar y ceder. Pero la clave de la solución radica en la actitud del padre. Si Papá comunica una actitud general de disposición para ayudar, colocará el fundamento para un espíritu de colaboración en equipo que debe caracterizar a toda familia cristiana que educa en el hogar.

También es importante la sensibilidad y flexibilidad de la esposa. Mi esposa ha aprendido a calibrar mis niveles de agotamiento. Recientemente regresé a casa después de una reunión muy importante que se había prolongado mucho más de lo que se esperaba; las cosas no habían salido bien y luego el regreso a casa llevó una hora más de lo que era normal. Vickie me permitió vegetar esa noche. Pero cuando llego a casa después de un día de trabajo que ha sido un poco más normal, ella tiene expectativas justificables de que le voy a ayudar.

Generalmente la ayuda más útil que yo puedo proporcionar es tomar a nuestros hijos menores y mantenerlos ocupados mientras Vickie termina de preparar la cena. El solo hecho de jugar con los niños pequeños puede comunicar mucha compasión por la carga de responsabilidades que lleva tu esposa.

La esposa que educa en el hogar enfrenta un problema muy quisquilloso. Ella debe saber comunicar aprecio por el trabajo duro que ha realizado su marido durante todo el día para beneficio de la familia. Y también tiene que aprender a comunicar el mensaje de que ella necesita ayuda. Necesita usar de delicadeza para comunicar su necesidad de ayuda. Su petición de auxilio se podría hacer de tal manera que comunique: "Ya era hora de que te aparecieras por aquí. Yo necesito ayuda con esto. Tú no has hecho absolutamente nada aquí en todo el día mientras yo he estado lidiando con estos niños." Semejante mensaje manifiesta una total falta de aprecio por lo que el marido aporta a la familia.

Pero al mismo tiempo, el marido cuya costumbre habitual es que jamás ayuda al llegar del trabajo porque él también viene cansado, igualmente manifiesta una total falta de aprecio por lo que la esposa aporta a la familia.

Si tú ayudas cuando estás cansado—especialmente durante la primera hora después de tu llegada—cosecharás la recompensa de una esposa que se siente amada, apreciada y parte de un equipo.

4. No descuides el liderazgo espiritual.

No tiene caso que repitamos el contenido del capítulo 1. Pero echemos otro vistazo rápido al asunto del liderazgo espiritual desde la perspectiva de tu esposa.

Antes de entrar de tiempo completo a la Asociación para la Defensa Legal de los Educadores en el Hogar (HSLDA por sus siglas en inglés), trabajé por seis años como asesor general de Concerned Women for America (Mujeres Preocupadas por América). Asistí a muchas reuniones para mujeres y tuve bastantes oportunidades de enterarme de lo que es la mentalidad entre mujeres cristianas.

Casi todas las mujeres cristianas consideran que la necesidad primordial en la vida de su familia es que su marido ejerza un liderazgo espiritual genuino. No me cabe la menor duda de que eso es lo que piensa mi esposa.

El liderazgo espiritual del marido establece un fundamento fuerte para cualquier familia, pero especialmente para la familia que educa en el hogar. Tu esposa está más que dispuesta a hacer lo que a ella le corresponde para ayudar a terminar la "construcción" de su "hogar espiritual." Pero el trabajo de ella se vuelve mucho más difícil si intenta construir sin la cimentación adecuada.

Ninguna de las cosas que tú o yo podríamos hacer para ayudar a nuestras esposas es más importante que proveer una fuerte cimentación de liderazgo espiritual que libere el poder del Espíritu Santo en la vida de nuestra familia.