Motivando a Nuestros Hijos
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Motivando a Nuestros Hijos a Aprender
por Meredith C.

La motivación es una actitud interna. El deseo de aprender debe fluir del interior del corazón. No podemos hacer que nuestros hijos tengan sed de conocimiento, habilidad y sabiduría, pero sí podemos influir en ellos para que tengan más probabilidades de ser estudiantes entusiastas durante toda su vida.

Nosotros no permitimos que haya quejas respecto a las tareas escolares, pero tampoco exijo que nuestros hijos rebosen de deleite con la escuela. Algunas materias han sido una tortura para alguno de los hijos, y la motivación para aprender esa materia ha sido poca.

Deseo de Obedecer y Honrar a Dios

"Si me amáis, guardaréis mis mandamientos" (Juan 14:15).

"Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres, sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia. Es a Cristo el Señor a quien servís" (Colosenses 3:23-24).

Cristo no nos salva para llevarnos inmediatamente a estar con Él. Mas bien nos permite ser parte de su plan y propósito aquí en la tierra. Él es un Rey. Nosotros somos sus siervos. Hacemos lo que Él nos pide que hagamos, con corazones gozosos y agradecidos.

La educación académica es parte del entrenamiento que los padres cristianos imparten a sus hijos para capacitarlos para ser mejores siervos del Rey de Reyes y para servir eficazmente a las personas. Si nuestros hijos logran entender esto (y son capaces de hacerlo a una edad muy temprana), entonces verán propósito en sus estudios.

Yo he observado que entre más crecen nuestras hijas en su amor por Dios, más desean agradarle a Él en todo, incluyendo su estudio académico.

Deseo de Obedecer y Honrar a los Padres

"Hijos, obedeced a vuestros padres en el Señor, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre (que es el primer mandamiento con promesa), para que te vaya bien, y para que tengas larga vida sobre la tierra" (Efesios 6:1-3).

El hijo que tiene una relación correcta con sus padres se sentirá motivado a aprender con el fin de agradarles.

Yo tengo que preguntarme: "¿Qué es lo que estoy recompensando con mi aprobación y deleite? ¿Valoro lo que valora el mundo, o lo que valora Dios?"

Tengo que recordar que la formación de carácter es lo más importante. Queremos premiar y afirmar diligencia, iniciativa, empeño, fidelidad y alegría.
Aun cuando no siempre sea la mejor respuesta, hasta un "Porque yo digo" debe producir obediencia alegre.

El Llamado de Dios a Sojuzgar la Tierra

"Creó, pues, Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios y les dijo: Sed fecundos y multiplicaos, y llenad la tierra y sojuzgadla; ejerced dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre todo ser viviente que se mueve sobre la tierra" (Génesis 1:27-28).

Desde que nuestros hijos son muy pequeños, les repito vez tras vez: "Dios hizo la tierra y todo lo que en él hay, y todo le pertenece a Él. Pero Él quiere que nosotros cuidemos todo." Luego les doy ejemplos de maneras en las que podemos "ejercer dominio" y "sojuzgar":
u Administrar un hogar.
u Administrar un negocio necesario.
u Dar dinero y alimento a los pobres.
u Capacitar a las personas para que se puedan ganar la vida.
u Inventar herramientas útiles, como: aviones, teléfonos y computadoras.
u Construir ciudades y casas para la gente.
u Descubrir curaciones para enfermedades.
u Pintar una obra maestra, inspiradora.
u Evitar la contaminación de ríos y lagos.
u Cuidar a los animales.

Luego les digo a nuestros hijos pequeños: "Tenemos que conocer acerca de muchas cosas para poder cumplir con la tarea tan grande que Dios nos ha encargado." Luego les explico cómo se relaciona eso con las tareas escolares.

Para cuidar de la creación de Dios y administrarla correctamente, tenemos que conocer acerca de animales, plantas, rocas, tierra, el sistema solar, el océano, etc.–¡eso es ciencia!

Para saber lo que ha ocurrido hasta este momento, estudiamos historia. Aprendemos acerca de pueblos y naciones, y cómo respondieron a Dios y a sus caminos. Evaluamos conducta y eventos. Imitamos lo bueno y nos proponemos evitar los errores que otros han cometido antes que nosotros.

Para poder apreciar y crear hermosura en el mundo estudiamos arte y música.

Para expresar nuestras ideas de manera clara y persuasiva, aprendemos a hablar y a escribir.

Para acumular conocimientos y leer la Palabra de Dios, aprendemos a leer.

Cuando nuestros hijos preguntan por qué tienen que estudiar matemáticas, yo les digo: "En primer lugar, las matemáticas te enseñan a pensar en forma lógica, lo cual es importante para aprender a tomar decisiones durante el resto de tu vida. Un poco de matemáticas todos los días es como ejercicio para tu cerebro-¡siempre te caerá bien!

"Segundo, las matemáticas tienen aplicaciones prácticas en la vida diaria: conciliación de la chequera, toma de decisiones en cuanto a compras, mediciones, cálculo de distancias y pesos, etc.

"Tercero, las matemáticas proveen el fundamento necesario para la química, ingeniería y muchos otros campos.”

Observa que cada una de las aplicaciones prácticas de las matemáticas cae bajo las categorías de "dominar" o "sojuzgar" como siervo sabio y fiel. Esto les ayuda a los niños a ver un propósito en lo que estudian.

A medida que nuestros hijos van creciendo, aprenden el concepto de que Dios es dueño de todo y nosotros somos mayordomos. Empiezan a asimilar la relación entre mayordomía y participación en la política; responsabilidad por el prójimo; cuidado de viudas, huérfanos y los pobres; toma sabia de decisiones; y la conservación de la tierra y sus recursos.

Esta enseñanza la salpicamos por todas partes de nuestra vida–conversaciones en el auto, comentarios durante la lectura de un buen libro o un capítulo de un libro de texto y conversaciones con amigos adultos.

Procuro inculcar en nuestros hijos un sentido de responsabilidad para con Dios de ser un buen mayordomo de la tierra y todo lo que hay en él. También procuro explicarles vez tras vez tras vez, que sus estudios académicos les ayudarán a ser mejores mayordomos.

El Plan de Dios Para Nuestra Vida

"Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas" (Efesios 2:10).

No conocemos la magnitud cabal del llamamiento de Dios para nuestra vida ni para la de otros. Dios tiene preparadas las buenas obras, y Él ordena nuestros pasos. Pero debemos prepararnos para todas las posibilidades.

Guillermo Carey fue misionero pionero en la India. Pero de niño, se distinguió en ciencias y le apasionaba de manera particular la naturaleza. Llenó su casa de muestras de animales y plantas que coleccionaba en sus excursiones naturistas.

Cuando se convirtió en su adolescencia, la vida de Carey tomó un nuevo rumbo, y fue llamado al ministerio. Como misionero su principal tarea era predicar y enseñar. Pero Dios usó muy bien sus bases en ciencias también.

Carey trabajó con cultivos experimentales en un afán por ayudar a la hambrienta población de la India. Recogió y registró información sobre los recursos naturales de la India y estableció una Sociedad Agrícola e Histórica. Su interés y conocimiento de la ciencia resultó en una bendición material para la India, al tiempo que el Evangelio trajo una bendición espiritual.

En la economía de Dios nada se desperdicia. Cuando nos aplicamos a diversos campos de estudio, nos volvemos más útiles para el reino de Dios.

La Gran Comisión

"Y acercándose Jesús, les habló, diciendo: Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado; y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo" (Mateo 28:18-20).

Los niños son capaces de entender, desde muy pequeños, que Dios quiere que vayamos a compartir las buenas nuevas acerca de Jesús con nuestros amigos y vecinos. También pueden comprender que los cristianos necesitan ir adonde la gente jamás ha oído acerca de Cristo, para enseñarles.

Desde muy temprana edad nuestros hijos desarrollaron compasión por los perdidos, porque oramos por vecinos, amigos y miembros de la familia que no conocen ni sirven a Cristo. ¡Éstas son personas vivas y activas a quienes amamos y que necesitan a Jesús!

Dos veces por semana en nuestro devocional familiar, usamos un libro titulado "You Can Change the World" (Tú Puedes Cambiar al Mundo). Es la versión infantil del libro Operación Mundo. Este libro describe diversos grupos étnicos de diversas partes del mundo.

Las niñas localizan cada país en nuestro mapa del mundo y luego aprenden acerca del país y el grupo étnico. Hay peticiones de oración que repartimos entre nosotros y luego oramos. Esto ha fomentado un interés y entusiasmo por aprender acerca de otros países.

Otra cosa que hacemos como familia es sostener a un niño de Colombia. Katie Beth se encarga de nuestra correspondencia con ella. Sus cartas dirigidas a nosotros las leemos en voz alta. Comentamos acerca de ella, su país y la manera en que está aprendiendo a servir a Cristo. Esto les ha ayudado a nuestras hijas a entender que en otros países viven personas auténticas y reales.

El impacto más grande sobre nuestros hijos en el desarrollo de compasión e interés por las naciones ha sido el desarrollo de amistades personales con personas que están en el campo misionero. Conforme los niños se reúnen a orar por ellos, se enteran de personas reales que sirven a Dios en lugares reales, con auténticas respuestas a sus oraciones.

Vladivostok, Rusia y Mongolia son lugares reales para nuestra familia, y participamos en las aventuras de nuestros amigos por medio de sus cartas informativas. Pero lo más emocionante es cuando abrimos nuestro hogar a los misioneros, escuchando sus relatos y viendo sus fotografías.
Las anécdotas y biografías de misioneros también son herramientas maravillosas para motivar a los hijos a prepararse para su futuro ministerio.
Cuando un niño siente carga por ver que las naciones sean alcanzadas con el evangelio, aprende acerca de geografía, culturas, idiomas extranjeros y la historia de las misiones.

A medida que los niños desarrollan más interés en las misiones y los misioneros, también pudieran sentirse motivados a aprender acerca de la agricultura, condiciones económicas y políticas en otros países, aviones, obstetricia, medicina, nutrición, higiene, idiomas, animales y plantas nativas de otros países, etc.

Lo primero y más importante es que la Gran Comisión enseña a nuestros hijos a compartir el evangelio de manera clara y concisa. Les enseñamos a compartir el Evangelio usando un bosquejo sencillo, una ilustración que aprenden a dibujar, y algunos versículos bíblicos memorizados.

Posteriormente les enseñamos a conducir una conversación hacia el Evangelio de una manera natural. A medida que maduran, pudieran aprender a compartir el Evangelio mediante la música, drama o pintura. Y también pudieran aprender a compartir el Evangelio en un idioma extranjero.

Curiosidad

"Porque si clamas a la inteligencia, y alzas tu voz al entendimiento, si la buscas como a plata, y la procuras como a tesoros escondidos, entonces entenderás el temor del Señor, y descubrirás el conocimiento de Dios" (Proverbios 2:3-5).

Los niños de dos años preguntan vez tras vez tras vez: "¿Qué checho?" Los de tres y cuatro años preguntan: "¿Por qué?"

Jenny Rose pregunta: "¿Adónde fue Papá?" Yo le contesto: "Papá fue a trabajar." "¿Por qué?" pregunta ella. "Papá trabaja muy duro para ganar dinero para pagar por las cosas que necesitamos." "¿Por qué?" pregunta Jenny Rose. Y así continúa sin fin.

¡En tu casa ocurre lo mismo! A medida que los niños crecen, las preguntas se vuelven más difíciles: "¿Por qué el cielo es azul?" "¿Por qué la gente hace cosas malas?" "¿Por qué los mosquitos salen en el verano y principalmente en la noche?"

Existe la tentación de matar la curiosidad. "¡No me preguntes ahora! ¿No te das cuenta de que estoy ocupada?" "No estamos estudiando a los mosquitos. Ahora estamos estudiando las plantas."

La curiosidad es una excelente aliada del aprendizaje, así que me estoy comprometiendo a estimularla y cultivarla. Cuando los niños son pequeños procuro contestar todas sus preguntas. (Bueno, ¡a veces les digo que vayan a preguntarle a Papá!) A medida que van creciendo les muestro cómo buscar ellos mismos las respuestas. "Vamos a consultarlo juntos. Podríamos consultar mosquitos en la enciclopedia o en un libro de texto de ciencias o en un libro de consulta."

Mike y yo procuramos modelar curiosidad en todas las áreas de la vida. "¿Cómo funcionará esa máquina?" "¿Me podrías explicar ese procedimiento? ¡Vaya, qué interesante! No me imaginaba todo lo que implicaba."

Trato de mostrar interés, aun cuando no tengo un interés especial, y para mi sorpresa, muchas cosas que antes me aburrían, ahora me llaman la atención. En muchos casos he confundido mi ignorancia con aburrimiento. Cuando aprendo un poco acerca de determinado tema, llego a tener mucho interés.

Para llegar a apreciar libros no ficticios y libros de texto, es necesario que los niños se acerquen a los materiales impresos con preguntas acerca del contenido.

Cuando les leo libros de texto en voz alta a nuestros hijos, primeramente hojeamos el capítulo para ver las imágenes. Luego les hago algunas preguntas: "¿Las plumas en las alas de un pájaro serán diferentes a las del resto de su cuerpo?" "¿Cómo diseñaría Dios a las aves para que pudieran volar?"
Después de hacer esto todos los días por algún tiempo, nuestros hijos captan la idea y empiezan a hacer preguntas ellos mismos. El planteamiento de preguntas antes de iniciar la lectura despierta la curiosidad, que luego se ve satisfecha por medio de la lectura. La lectura despierta aún más la curiosidad, que se ve satisfecha por más lectura e investigación.

La capacidad de observación es una parte importante de la curiosidad. El primer paso es detenerse, mirar y escuchar. Luego pregunta: ¿Qué? ¿Dónde? ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Quién? y ¿Por qué? Las preguntas surgen de la observación de una persona, animal, planta, artefacto, evento o fenómeno.

La mayoría de nosotros tenemos que empezar por frenar el ritmo de nuestra vida para poder observar las cosas interesantes que existen en el mundo que nos rodea.

La curiosidad involucra a los niños en el aprendizaje con auténtico entusiasmo.

Alentar

"Por tanto, alentaos los unos a los otros, y edificaos el uno al otro, tal como lo estáis haciendo… Y os exhortamos, hermanos, a que amonestéis a los indisciplinados, animéis a los desalentados, sostengáis a los débiles y seáis pacientes con todos" (I Tesalonicenses 5:11, 14).

Aliento. Todos lo necesitamos. Todos lo apreciamos. Nuestros hijos lo necesitan desesperadamente. Anima a tus hijos. "¡Tú puedes!" "¡Hiciste un excelente trabajo!" "Me siento muy orgulloso de ti."

Cuando las personas expresan aprecio y confianza en ti, viene una ola de confianza y entusiasmo, además de la motivación para no defraudar sus expectativas.

Es importante aplaudir un trabajo bien hecho. Yo recompenso el aprendizaje de la lectura con regalos inesperados. Cuando corrijo las matemáticas o la gramática de los niños, escribo mensajes breves en cada página para alentarlos. Pudiera ser un simple: "Excelente trabajo." En ocasiones es una nota más larga expresando afirmación o aprecio. Los niños disfrutan estos recados ¡y yo también recibo algunos de parte de ellos!

Éxito

"Pero que cada uno examine su propia obra, y entonces tendrá motivo para gloriarse solamente con respecto de sí mismo, y no con respecto a otro" (Gálatas 6:4).

Los niños (¡y los adultos también!) se sienten motivados a hacer algo cuando están convencidos de que tendrán éxito. El éxito en el pasado aumenta la expectativa de éxito en el futuro.

Yo trato de llevar a nuestros hijos de éxito en éxito mediante un enfoque sobre lo positivo, manejando los errores y faltas como oportunidades de mejorar aun más en la siguiente oportunidad.

Cuando un hijo está experimentando dificultades en cierta área, regresa a su último "éxito" relacionado con esa área y comienza allí.

Cuando cambié de una editorial a otra para matemáticas de quinto año, Katie Beth tenía un buen rendimiento, pero era difícil y se sentía frustrada. Así que la puse a hacer la segunda parte del libro de cuarto grado de la nueva editorial.

Hice esto por dos motivos. La primera razón era acostumbrarse al estilo y la terminología de la nueva editorial y la segunda razón era para fortalecer su confianza en su capacidad para las matemáticas.

Esto resultó ser muy efectivo y provechoso. Cuando pasó al contenido nuevo en el siguiente libro, se siguió sintiendo segura. La antigua frustración con las matemáticas había desaparecido.

Tiempo de Quietud para Creatividad

"Estad quietos y sabed que yo soy Dios" (Salmo 46:10).

La inspiración nace en la quietud. La creatividad florece en el silencio. La quietud y el silencio son artículos con gran demanda en nuestra casa, pero hay dos horas del día en los que son obligatorios. La primera es en la madrugada cuando los miembros de la familia tienen su encuentro con el Señor en diferentes momentos.

La segunda hora es en la tarde mientras los bebés y pre-escolares están dormidos. Mamá lee. Los hijos mayores leen o hacen cosas en silencio a solas. En este tiempo hacen dibujos, cuentos, guiones para obras teatrales, cartas para abuelita, proyectos de costura e ideas para excursiones familiares.

Si no se destina tiempo a estar quietos, se verá obstaculizada la creatividad, y los proyectos de tus hijos se desenvolverán muy por debajo de sus verdaderas habilidades. Como resultado se pudieran sentir frustrados y perder la motivación para crear más artísticamente.

Héroes Dignos de Imitar

"Hermanos, sed imitadores míos, y observad a los que andan según el ejemplo que tenéis en nosotros" (Filipenses 3:17).

Todos necesitamos héroes–personas que podamos respetar, imitar y de quién podamos aprender. Padres y abuelos a quienes les guste aprender y que sean héroes que los niños puedan imitar.

Conocemos a dos jóvenes universitarios piadosos. Estudian diligentemente y disfrutan mucho de compartir con nuestra familia cosas nuevas que aprenden en sus estudios. Ellos son héroes académicos para nuestros hijos, con un mensaje implícito de que el aprendizaje puede ser un deleite.
Transmitiéndolo

"Y lo que has oído de mí en la presencia de muchos testigos, eso encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros" (II Timoteo 2:2).

Mike y yo siempre les decimos a nuestros hijos que no sabremos si hemos sido buenos padres mientras no veamos cómo salen nuestros nietos. Esto se debe a que parte de nuestra responsabilidad es enseñar y preparar a nuestros hijos para que ellos enseñen a los suyos.

Los hijos también pueden transmitir su conocimiento a sus amigos y hermanos desde ahora. Hemos visto que nuestras hijas mayores comparten conocimientos con sus hermanos menores sin que nosotros tengamos que sugerirlo. Katie Beth le enseñó las figuras a Jenny Rose y Juliana le enseñó a contar. Las siguientes son algunas de las maneras en que nuestros hijos les han transmitido sus conocimientos a otros:
Hacer libros para las hermanas menores.
Hacer un museo de ciencias para hermanos y amigos.
Enseñar a hermanas menores.
Dirigir devocional familiar.
Contar historias bíblicas a niños menores.
Ayudar a enseñar en una cooperativa para educación en el hogar.
Dar un informe oral o presentación a los familiares.
Organizar un desfile para día de independencia y presentación con documentos históricos.
Escribir cartas a abuelita acerca de lo que están aprendiendo.
Dar una clase sobre elaboración de pan en una reunión de club.
Enseñar coros cristianos a los niños inconversos del barrio.
Compartir el evangelio con los vecinos.

Conforme buscamos la sabiduría de Dios en la crianza e instrucción de nuestros hijos, descubrimos que Él nos motiva, tanto a los padres como a los hijos, a aplicarnos diligentemente a aprender con un corazón dispuesto a aprender.

Copyright March/April 1996
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