Traer a Casa el Campo Misionero
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Traer a Casa el Campo Misionero Uno de los temas más importantes que un educador en el hogar puede
resaltar es el estudio de las misiones foráneas y nacionales.
Dicho estudio puede proporcionar a tus hijos una vista más objetiva de
las misiones, y si Dios les dirige a las misiones de tiempo completo, se sentirán
más dispuestos a seguir su dirección. El estudio de las misiones se puede integrar fácilmente a la geografía.
Al estudiar cada país, averigua acerca de algún misionero que viva en
ese país. Quizás haya uno a quien
tu iglesia apoya. De no ser así,
puedes leer una historia acerca de un misionero o conseguir el nombre de uno a
través de un consejo directivo de misiones.
Quizás quieras que tus hijos escriban una carta a un misionero en esa área. Si tú y tus hijos están dispuestos a comprometerse a largo plazo,
consideren adoptar a una familia misionera.
Una de las responsabilidades más grandes de este compromiso es la oración.
Aunque no van a saber siempre qué está pasando en la vida de esa
familia, ustedes pueden orar fielmente por ellos.
Tu propia fidelidad al orar por ellos va a ayudar a que tus hijos se den
cuenta de la importancia y el poder de la oración.
Lleva un registro de las peticiones de oración que mencione tu familia
misionera, y anota las respuestas a la oración.
Este registro sirve para recordarles que oren y para animar a tu familia
y a tu familia misionera. Las cartas son otra manera de ministrar a tu familia adoptiva.
Hazles saber que les importan a ustedes y que están orando por ellos.
Si tienen hijos, tus propios hijos podrán emprender una amistad a larga
distancia con ellos mediante correspondencia. Comenta con tus hijos las necesidades materiales que tenga tu familia
misionera, y juntos preparen un paquete para enviarles. Tus hijos disfrutarán
de seleccionar artículos para otros niños de su edad. Cuando tu familia adoptiva regrese de permiso, invítales a tu casa a
comer o quizás a pasar una noche. Ustedes
les van a ministrar, y tu familia tendrá una oportunidad excelente para
aprender acerca de la vida misionera. Adoptar a una familia
misionera es sólo una de las sugerencias para ayudar a tus hijos a participar
activamente en las misiones. Quizás
cada uno de tus hijos quiera escoger a un misionero a quien escribir.
De ser así, aparta el tiempo para que compartan lo que está pasando en
la vida de su misionero (o misioneros). Pueden
comentar acerca de las cartas que hayan enviado o de cualquier respuesta que
hayan recibido. Otro ingrediente vital al ministrar a los misioneros es el apoyo económico.
Anima a tus hijos a pensar en maneras creativas para ganar dinero para el
apoyo de misioneros. Entre más
activamente participen tus hijos en las misiones, más apreciarán la
importancia de ellas. Quizás
quieras designar una alcancía específicamente para misiones.
Ponla en un lugar donde tus hijos puedan depositar dinero en ella cuando
quieran. Al fin de cada mes, vacía
la alcancía y envía el dinero a tu familia misionera adoptiva o a los
misioneros a quienes escriben tus hijos. Si
cada hijo escribe a un misionero diferente, dale a cada uno una alcancía
distinta en donde ahorrar el dinero. Podrán
ver cuánto han guardado durante el mes, y también podrán mantener en secreto
sus donaciones. Ayuda a tus hijos a entender que no se tiene que ir a otro país para
ser un misionero. Algunos alcanzan
a ciertos grupos étnicos, religiones, o áreas geográficas, y otros plantan
iglesias. No importa en qué campo
se encuentren, necesitan el mismo apoyo y ánimo que los misioneros foráneos.
Tu pastor te podrá informar acerca de los misioneros en tu área.
Igual que a los misioneros foráneos, puedes apoyar a estos misioneros
nacionales por medio de oración, cartas, llamadas telefónicas, paquetes, y
donativos. Tus hijos pueden ser misioneros en sus propios vecindarios al decir a
sus amigos acerca de Jesucristo. Compartir
el evangelio con los amigos proporciona un fundamento firme para cualquier enseñanza
acerca de las misiones. Tus hijos ya tendrán experiencia propia en las misiones y
entenderán mejor lo que hacen los misioneros y lo que tienen que enfrentar en
el campo misionero. Si estás planeando un viaje para la familia, considera visitar a un
misionero en tu viaje. O, podrías
dedicar tu viaje a ayudar a un misionero nacional o foráneo.
En vez de simplemente leer acerca de las misiones, tus hijos experimentarán
la vida misionera. Tendrán que ajustarse a otra cultura, clima, y ambiente
espiritual. Tal viaje les puede
impartir una carga especial por las misiones.
Al crecer, tus hijos tendrán oportunidades de ser misioneros en equipos
misioneros de verano por medio de iglesias o escuelas cristianas.
Todo este contacto contribuye a sus decisiones en cuanto a qué van a
hacer en el futuro. Tu propia actitud hacia las misiones es una fuerte influencia sobre la
de tus hijos. Si tienes entusiasmo
por las misiones y las consideras muy importantes, tus hijos van a estar más
dispuestos a valorarlas también. Asegúrate
de que tus hijos sepan que los misioneros no solamente son predicadores o
maestros. Cualquier cristiano en
casi cualquier profesión puede ser un misionero para la gente con que se
encuentra. Las misiones constituyen un tema por sí solo.
No tienes que estudiarlo junto con otro, aunque tus hijos entenderán
mejor su importancia si ven cómo se relaciona con sus otros estudios.
Empieza a estudiar las misiones cuando tus hijos son pequeños.
Al madurar, entenderán mejor el nivel de compromiso en cuanto a apoyar a
los misioneros y ser un misionero, y de esta experiencia aumentará su percepción
de las necesidades espirituales de la gente. Home
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